viernes, 6 de junio de 2008

«Yo sabía que esto iba a pasar»

Mañana, a 22 metros y 31 centímetros de la esquina norte de la intersección de las calles A y G, a la hora 10:44:19, caerá una caja fuerte desde un tercer piso y producirá en la vereda un pozo de 16 centímetros de profundidad. Enterado de esto, no estaré ahí a esa hora.

En el sorteo de la lotería que se realizará en horas de la noche, las bolillas correspondientes al premio mayor saldrán a la hora 20:12:39 en el siguiente orden: 2-3-9-0-1. Por lo tanto, dispongo de muy poco tiempo para averiguar dónde venden el billete numerado con 23.901 y así comprar todos los que tengan.

Con los dos párrafos precedentes estoy provocando la ficción de que el azar puede ser interpretado como destino. Es decir, que la casualidad de que justo se caiga una caja fuerte y que salga un cierto número a la lotería, en realidad ya estaba determinado antes de que ocurrieran.

El funcionamiento mental que me induce a suponer que el azar no existe sino que lo único que sucede es que ignoramos cuál es el destino fatal de los acontecimientos, nos lleva a pensar, cuando nos enteramos qué fue lo que pasó, que podríamos haberlo sabido antes porque «era obvio».

Por ejemplo, leemos en el diario del día lunes que el encuentro entre los clásicos rivales deportivos terminó en un empate. No faltará quien diga con total convicción que ese resultado era previsible porque como el goleador del equipo A no pudo jugar por estar lesionado pero teniendo en cuenta que siempre que jugaron en esa cancha sucedió lo mismo y que a los dos les convenía este resultado por razones de recaudación, pero además ...

Este fenómeno de hacer “pronósticos retroactivos”, este intento de anticipar un resultado pero con los hechos ya consumados, sucede todo el tiempo porque nuestra modesta inteligencia nos permite suponer que el azar no existe sino que todo está escrito, determinado, que el destino nadie lo puede cambiar porque es fatalmente inexorable.

Este artículo pretende poner en duda la existencia de un destino inexorable.

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20 comentarios:

Anónimo dijo...

Me suena muy familiar que alguien diga: "Se creyeron que...". En este caso el adivino en marcha atrás no solo se cree que lo que pasó ya lo había previsto sino que además se burla de quienes (siempre según la escenografía que tiene en la cabeza el adivino en reversa)no se dieron cuenta como él de que eso iba a pasar.¡Qué payasos!

Anónimo dijo...

Antiguamente se daba mucho que los adivinos de barrio tiraran la opinión sobre qué género habría de tener el hijo de "la María" que ya estaba para parir. Luego si acertaba, se convertían en un adivino consagrado y si no acertaba, sólo le había errado por uno.

Claro que una vez más la tecnología destruye fuentes de trabajo porque la ecografía morfologica estructural es infalible.

Anónimo dijo...

Cuando el Mayo Francés yo ya tenía uso de razón y recuerdo que un eslogan de los jóvenes era “No queremos un mundo donde la garantía de no morir de hambre supone el riesgo de morir de aburrimiento”, y hoy se reúnen los presidentes de varios países para ver cómo hacen para resolver el hambre y no el aburrimiento.

Slds

Anónimo dijo...

La historia del Titanic sigue latiendo en nuestras cabezas porque es una metáfora de nuestras vidas. Vamos por la vida suponiendo que nada podrá pasarnos, y un día que nadie había previsto ni remotamente, se nos viene la noche y el frío congelante. Claro que después los que sabían que eso iba a ocurrir no quedan en condiciones de decir algo.

Anónimo dijo...

Yo digo que no creo que exista un destino inexorable pero sin embargo una vez estuve a punto de hacerme adivinar la suerte con una tarotista y no me animé, me dio mucho miedo, o sea que adentro mío hay alguna yo misma que cree a pies juntillas.

Anónimo dijo...

Habrán sido 5 o 6 años que estuve llevando estadísticas de los números que salía a la lotería porque tenía la certeza de que el azar era un problema matemático que aún no había tenido solución y que yo la encontraría y que me llenaría de dinero.

Por suerte estoy mejor, gracias. :-)

Anónimo dijo...

Voy a terminar creyendo que el ser humano sale tarado de fábrica, porque es matemáticamente muy poco probable que uno pueda ganar en los juegos de azar y sin embargo yo mismo sigo participando. Después dicen que la educación resuelve los problemas de inconducta de los ciudadanos ¡MENTIRA! Yo podría dar clases de matemática probabilística y sin embargo juego a la lotería. NO PUEDE SER!!!

Anónimo dijo...

Un tema muy emparentado con éste de las adivinanzas retroactivas es el mesianismo. Hay tipos que saben qué camino debemos tomar los demás para no equivocarnos y lograr la felicidad completa. Creen que saben.Tengo uno de esos como compañero de trabajo y ahora está con gripe y hace una semana que no me peleo con nadie. Lo extraño.

Anónimo dijo...

Una vez vi como si fuera en cámara lenta cómo un trozo grande de mampostería caía sobre la cabeza de una joven que esperaba el bus. Se desmayó y cuando me detuve para auxiliarla ya la habían subido a un auto para que la curaran. El hecho es que nunca más quise pasar caminando por donde ella estaba parada.

Anónimo dijo...

Los que participamos (a la distancia) en el Mayo Francés jamás nos hubiéramos imaginado que caería el comunismo real. Por lo tanto, como soy muy adivino, ahora digo que algún día caerá el capitalismo real. ¡No se olviden eh!

Anónimo dijo...

A ver, griten conmigo "JUNTOS Y ADELANTE OBREROS Y ESTUDIANTES". Otra, otra: "EL QUE NO SALTA ES UN BURGUÉS" ¡Vamos, vamos, más fuerte!

Cuando yo gritaba esto estaba seguro que daría resultado. El Che y yo éramos igualmente efectivos.

Anónimo dijo...

El señor de la foto está diciéndonos: "Yo les dije que el petróleo se iba para arriba. ¿O ahora no se acuerdan?

Anónimo dijo...

Creo en el destino y eso me llena de paz. Sé que todo lo que sucede es tal como debe ser.

Anónimo dijo...

Si el destino estuviera marcado no existir�a la libertad. Como de creer se trata, elijo creer en la libertad.

Anónimo dijo...

El inconsciente determina nuestros actos ¡de qué libertad están hablando!

Anónimo dijo...

Esta discusión no tiene sentido, existe la libertad junto con el destino. Si nos movemos hacia el futuro y miramos el pasado, contemplamos el destino. Si nos paramos en el presente enfrentamos de manera ineludible la libertad

Anónimo dijo...

Recién cuando obtuve mi título supe que mi destino era ser médico

Anónimo dijo...

Mañana por la mañana, en la intersección de las calles A y G, voy a estar pronta con mi cerrajero de confianza.

Anónimo dijo...

si es posible quisiera saber dónde va a estar el morocho de la foto esta noche; desde ya muchas gracias.

Anónimo dijo...

Yo soy un adivino en marcha atrás, por eso me dicen retrógrado. Sin embargo puedo adivinar el futuro, siempre que este se ubique a mis espaldas. Por ej. si alguien va a elogiarme en público, será para mí una completa sorpresa, pero si lo hace a mis espaldas ¡ya lo estoy adivinando!