viernes, 20 de junio de 2008

La computadora sin monitor

El ser humano siente angustia y trata de que ésta desaparezca cuanto antes. Este sentimiento es muy desagradable y en algunos casos duele hasta límites nunca superados por algún dolor físico. Los melancólicos saben de qué hablo.

Cómo evitar la aparición de la angustia es la pregunta que nos venimos formulando quizá desde que estamos sobre el planeta.

La primera respuesta en aparecer fue la religiosa, aquella que se apoya en el pensamiento mágico. Según ella, existen espíritus poderosos que toman decisiones determinantes de nuestro bienestar, malestar, felicidad, ruina, vida o muerte.

Este conjunto de respuestas comenzó a perder credibilidad y dio un paso al costado para que ingresara la ciencia con su pensamiento racionalista. Bajo la consigna «no hay efecto sin causa» todo debe ser investigado, observado, medido, ensayado. El método más usado es el de «ensayo y error». Esta nueva batería de respuestas también prometió descender la temible angustia.

El entusiasmo que generó esta promesa comenzó a enfriarse y le dejó espacio para que a principios del siglo XX apareciera una nueva forma de entender y disminuir la angustia: el psicoanálisis.

El punto central de este nuevo intento humano por disminuir la angustia está en la convicción —casi demostrada— de que existe una zona de nuestra psiquis que se desconoce pero que influye en nuestra existencia: el inconciente. Éste funciona como una computadora sin monitor. En él hay procesos muy influyentes pero de los que no se posee una clara información. El racionalismo de la ciencia no es muy útil para el psicoanálisis, pero tampoco se podrá caer en un irracionalismo. El lenguaje (lo que hablamos) escuchado con una sensibilidad propia de este arte científico es el mejor proveedor de información. Asumir que el deseo es el verdadero amo de nuestra vida constituye una creencia fundamental puesto que aceptar sus órdenes disminuye notoriamente la angustia.

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19 comentarios:

Anónimo dijo...

Con la angustia me pasa algo extraño. Me parece que me tiene que venir como me viene el cansancio, el hambre, las ganas de defecar o cualquier otra molestia común, sin embargo me pasa que no la soporto, me pone de mal humor.

Anónimo dijo...

Estaría bueno tener una religión o volverse científico para escapar de tener que comer con lo cara que está la comida.

Anónimo dijo...

Esta buena la comparación del inconciente con una computadora sin monitor. También está buena la que yo tengo: el inconciente es como un rollo fotográfico que funciona sólo si no queda expuesto a la luz.

Anónimo dijo...

Lo digo en broma pero me lo creo en serio. Para mí la ciencia va a descubrir cómo evitar definitivamente el dolor y la muerte, que son las dos amenazas que a mi me angustian.

Anónimo dijo...

Lo que dice Sixto yo lo logro con la religión porque estoy segura de que si tengo algún padecimiento no será porque sí sino que tendrá algún motivo superior y además estoy convencida de que la muerte es solo un pasaje a una etapa mejor de mi existencia. No necesito la ciencia para creer lo que dice Sixto.

Anónimo dijo...

No necesito ni religión ni ciencia ni psicoanálisis excepto cuando se me descompone la computadora, pero ya tengo pensado que en cuanto pueda me compro otra así cuando una deja de funcionar enseguida tomo la otra y ahí mi angustia bajará a cero.

Anónimo dijo...

Mi hermano se volvió melancólico y solo puede vivir si está dopado.

Anónimo dijo...

Quisiera aceptar las órdenes del deseo pero hace tiempo que no me ordena nada.

Anónimo dijo...

Vivir angustiado es muy difícil aunque para mí es preferible al dolor físico.

Anónimo dijo...

Cuando tenés algún problema orgánico o cuando somatizás, la ventaja está en que más gente te entiende.

Anónimo dijo...

Si el psicoanálisis no puede valorarse de acuerdo a los principios de la ciencia y tampoco de acuerdo a los del arte será que entra dentro de otra categoría.

Anónimo dijo...

Me gustaría saber, por curiosidad no más, si en otras especies animales existe algo similar a lo que nosotros llamamos angustia.

Anónimo dijo...

Parece ser que el orden, los límites, las tareas estructuradas, todo eso ayuda a disminuir la angustia.

Anónimo dijo...

Se me ocurre que el ser humano siente angustia por primera vez cuando lo invade un malestar que no puede controlar (estoy pensando en el hambre del recién nacido o sus primeras molestias digestivas)

Anónimo dijo...

Dicen que cuando la angustia se mantiene dentro de límites razonables nos ayuda a crecer.

Anónimo dijo...

Si me habitúo a sentirme mal y lo acepto como algo irremediable al menos voy a poder sobrevivir.

Anónimo dijo...

Cuando me siento muy mal anímicamente, tener esperanza me pone peor, porque cuando pasa el tiempo y no mejorás estar esperanzado se vive como un autoengaño.

Anónimo dijo...

¡Hasta que punto seré racionalista que me resulta inimaginable algo que no tenga causa o causas!

Anónimo dijo...

La torre esa tiene mucho más onda que mi inconsciente!!