viernes, 27 de junio de 2008

Fracaso técnico

Cuando tenía 16 años vivía en una ciudad de 5.000 habitantes en el interior del país.

En ese lugar había tres epicentros que magnetizaban la atención: El Club Social y Deportivo Amanecer, el cine Plus Ultra y el burdel de doña Rosa. Mi orden de atracción magnética era exactamente el inverso.

Desde los 11 años venía sintiéndome muy culpable por la insaciable masturbación y sabía que por mi edad y mi género tenía que algún día dar el salto al vacío más temible: tener sexo con una mujer de verdad.

Fue entonces cuando nos visitó el hermano menor de mi madre que llegó para darle tangibilidad a unas historias de amoríos imperdonables, de hijos no reconocidos por doquier, de embaucador profesional en base a unas poesías que derretían a cualquier frígida fundamentalista.

Debo agradecerle el haberme animado y facilitado las cosas para que yo pudiera practicar el deporte extremo de tener sexo con una prostituta.

Hacía poco que había llegado una nueva profesional, apodada La Suiza porque esa era su ascendencia y su aspecto físico. Era más alta que yo y me dijo: «¡Pero no hay que tener miedo mi lindo muchacho!».

Si alguna de ustedes piensa iniciarse en la prostitución, recuerden lo que ahora les digo: Nunca traten de alentar a alguien señalándole la debilidad que lo avergüenza.

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19 comentarios:

Anónimo dijo...

Las personas somos y reaccionamos de distinta manera. Lo primero que sentí al leer lo que dijo la prostituta de texto fue que me habría gustado que me trataran así.

Anónimo dijo...

Cuando estaba a punto de ir a un quilombo a hacer mis primeras experiencias, no me acuerdo cómo fue pero el hecho es que una vecinita me salió al cruce y fue algo maravilloso. Su nombre era Cecilia y la llevo guardada en lo más profundo de mi corazón.

Anónimo dijo...

Tendrían que haber tb quilombos para chicas.

Anónimo dijo...

La suiza te dijo eso pablo, porque se puso maternal, hasta es probable que le hayas inspirado simpatía.

Anónimo dijo...

No me gustaría que ese tío se cruzara en mi vida.

Anónimo dijo...

¿Los hombres sienten que practicar el sexo con un prostituta es un deporte extremo? Me gustaría saber por qué.

Anónimo dijo...

Es la primera vez que escucho en un foro público que se aliente la práctica de la prostitución.

Anónimo dijo...

¡Buena la decoración del kilombo!Dirigieda al público másculino, como no podía ser de otra manera, reparando en el sublime detalle de confeccionar butacas que incorporan un pelota de fútbol.

Anónimo dijo...

Muy irresponsable su tío al recomendarle la nueva. Lo menos que podía hacer era conocerla él primero.

Anónimo dijo...

Si algún día me incicio en la prostitución voy a trabajar sólo con masoquistas, es la mejor manera de evitar un ataque. Salvo que el tipo pase de la postura masoquista a la sádica.
¡Cuántas dudas! ¡Qué difícil es encontrar un nicho de trabajo!

Anónimo dijo...

Me habría gustado ser la primera para alguien, así como dice Carmelo, estaría en lo profundo de algún corazón.

Anónimo dijo...

Es difícil encontrar un buen acoplamiento de los cuerpos cuando uno es mucho más alto o más bajo que el otro.

Anónimo dijo...

La Suiza_ así era apodada_ estaba acodada en la barra cuando acordamos subir a la habitación y ella sugirió apodarme Tony.

Anónimo dijo...

Un amigo conductista artesanal que tuve cuando era chico me provocó un daño irreparable con su técnica contra mi miedo al agua: me empujó en un muelle donde él sabía que no haría pié porque és estaba seguro que así se curan las fobias al agua. Se equivocó mal.

Anónimo dijo...

Mi primer hombre fue un señor mucho mayor que me llevaba más de 40 años. Yo estaba decidida a no ser la última en perder la virginidad de mi grupo y me dije: Salgo ahora de mi departamento y me hago desvirgar por el primer hombre que vea, sea quien sea. Y cumplí. Después me costó mucho hacerle entender al hombre que no tenía ningún interés en seguir la relación con él.

Anónimo dijo...

¡Me salvaste Sonia! yo pensé que era la única anormal que así cosas así. ¡Somos hermanas separadas al nacer! jajaja

Anónimo dijo...

Todavía me falta cogerme a una que tenga los pendejos rojos. ¿Aguna se ofrece por ahí? (Teñidos no vale)

Anónimo dijo...

Me encamé con una suiza rubia y tenía mal olor en la piel. No de mugre sino mal olor a ella.

Anónimo dijo...

Mientras tenga este trabajo no me dedicaré a la prostitución pero de todos modos voy a seguir tu consejo para otro tipo de situaciones.