sábado, 15 de diciembre de 2007

Neurotransmisores - Gragea Nº 30

Lo que realmente me excita de un hombre es que sea más inteligente que yo. El analista me mostró que me estaba haciendo la tonta para que ellos parecieran más inteligentes y que esa era la causa de mi depresión.

Es bastante frecuente que uno colabore para encontrar lo que está buscando, sólo que en ese intento podemos pagar precios excesivos. A los hombres puede pasarnos que para conservar la compañía de alguien con quien nos sentimos muy orgullosos (porque es hermosa, por ejemplo), toleramos una relación que falla en sus aspectos más trascendentes (amor, honestidad, erotismo).

Con los afectos no es fácil ser muy racional, pero sin embargo es posible evitar algunos desastres demasiado previsibles. Si bien es cierto que todos soñamos con sentir un amor descontrolado, podemos darnos cuenta si nos estamos descontrolando a propósito con tal de creernos que la pasión es auténtica.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto es lo que yo llamo hacerse trampas al solitario.

La experiencia clínica está llena de estos autosabotages.

Anónimo dijo...

¡Qué coincidencia! A mi me molestan las mujeres muy inteligentes. Además de pene y vagina parece que también hay otras zonas de complementariedad!

Anónimo dijo...

Me pasa igual pero diferente. Me costó mucho conseguir el trabajo que tengo y el hijo del dueño es realmente imbécil pero tengo que darle la razón mientras busco otro trabajo porque acá me voy a enfermar.

Anónimo dijo...

¡Bien lacaniana la gragea! En los pocos meses que estuve en análisis con un lacaniano, me pareció fabulosa la lógica que aplica para comprender el alma humana. Estoy deseando resolver unos problemas para retomar ese trabajo.

Anónimo dijo...

Yo me vengo haciendo la tonta desde que no me di por enterada cuando se rompió un vidrio en la escuela y esa actitud me dio tanto resultado que la adopté para siempre.