sábado, 8 de diciembre de 2007

Neurotransmisores - Gragea Nº 24

El decorador me dijo «Este sofá póngalo acá y se le agranda el living». La psicoterapeuta me dijo: «Déjese de hacerse la nena tonta delante de su suegra». Siento como que me casé de nuevo y que vivo en otra casa. No hay caso, ¡el que sabe, sabe!

8 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí también me cambió la vida algo semejante porque me enamoré perdidamente de una decoradora que contrató mi marido porque dice que yo no tengo buen gusto.

La chica es muy simpática, usa ropa muy alegre y se mueve como si bailara.

Disimulando reconocer que con ella nuestra casa luce más atractiva, nos hemos reunido con diferentes pretextos y estoy al borde de cometer una locura.

Como otras veces me pasó, escribir en la Web sobre mi lesbianismo reprimido posterga por unos días el deseo de ingresar en un camino sin retorno.

Anónimo dijo...

Ud solo habla de psicoanalisis pero mire que hay otras formas de psicología que también son muy buenas. Estuve en tratamiento dentro de Gestald y me fue muy bien. Les estoy muy agradecido a los psicólogos porque dos veces me entregaron indicaciones que me fueron utilisimas. Para quienes nunca fueron, tengo que decirles que para que me dieran resultado tambien yo puse mucho de mi porque ellos no hacen milagros.

Anónimo dijo...

No todos los psicoterapeutas realizan intervenciones tan drásticas como la del ejemplo.

Sin embargo el sentido común y la intuición que posean por experiencia y/o talento, puede justificar -como en el post- que se haga la excepción.

Anónimo dijo...

Nada de eso me sucedería a mi porque no creo para nada en que alguien nos pueda cambiar el curso de nuestras vidas sólo dándonos indicaciones para ser cumplidas voluntariamente.

Cada uno sabe lo que le conviene y no tiene por qué venir alguien de afuera a decírnoslo

Conozco gente, amigos inclusive, que todo lo que van a hacer lo consultan como si fuera un plebiscito.

La gente que vive consultando a cualquiera sobre cualquier cosa me parece que son unos pobres diablos, que están vivos porque el aire es gratis, que no tienen ninguna personalidad y mucho menos responsabilidad, porque los he oído quejarse de que por culpa de lo que le recomendó fulana, fijate lo que me sucedió.

Anónimo dijo...

Una compañera de trabajo que tengo, que es medio marimacho, el otro día estábamos juntas en un saloncito que tenemos para cuando tomamos un café o un té en el trabajo y me dijo: "Vos descubriste la fórmula para no hacer nada y que el viejo (se refiere al jefe) te defienda".

Nunca lo había pensado como fórmula, pero es cierto que vengo sobreviviendo a los largo de más de veinte años con mi actitud de dejar que los demás se luzcan como muy listos.

La marimacho me descifró bien. A ella le pasa todo lo contrario: se pone furiosa y discute hasta la muerte, sobre todo con los hombres y realmente tiene muy mala reputación en la firma.

Anónimo dijo...

Aprovecho el tema para sugerirles, invitarlos, pedirles, rogarles, que NUNCA SE VAYAN A VIVIR CON LOS PADRES. Es la situación más horrible que a alguien le pueda pasar. Al principio parece que todo funciona porque ambos bandos están dispuestos a una tolerancia que se agota como por arte de magia y nadie deja de contribuir a que todos vivamos mal. Y luego de vivir separados de los respectivos progenitores, tened cuidado con las visitas que pueden llegar a ser tan terribles como la convivencia, porque muchos padres se creen que lo saben todo y no dejan de meterse con impertinencia y eso choca con que los jóvenes queremos cambiar el mundo, no soportamos pensar que nuestro vínculo es como cualquier otro y la cosa se convierte en una guerra de profesores.

Anónimo dijo...

Mi padre siempre repetía que no todas las veces gastar en un experto aumenta los gastos sino todo lo contrario, evitarlo puede generar gastos mayores.

Los decoradores parecen un artículo de lujo, pero él nos decía: "Nosotros somos tan pobres que no nos podemos dar el lujo de comprar cosas baratas ni de ahorrar en honorarios de la gente que sabe".

La idea que hoy tengo y que comparto con él, la terminé de entender cuando alguien en un programa de radio dijo que la diferencia que hay entre una casa planificada por un arquitecto y otra planificada por un obrero de la construcción, es que esta saldrá mucho más cara.

Anónimo dijo...

Hay que ser muy humilde o muy inteligente como para que uno se largue a preguntarle a cualquiera como si no fuera capaz de resolver las cosas por sí solo.

Las mujeres en eso nos llevan mucha ventaja porque preguntan hasta de más. Hasta genera simpatía una mujer que pregunte para no cometer torpezas, pero en un varón queda como que es un flojo, un inútil. Los hombres tenemos que avanzar y avanzar, nada de andar consultando a otros. Si nos equivocamos, ¡mala suerte!

No tolero tener que ir al médico y mi mujer va hasta como paseo.