Cuando encuentre alguna
explicación sobre la prohibición del incesto tenga en cuenta que es una
hipótesis, solo una hipótesis: no es la verdad.
Para los niños y los animales,
el incesto no existe. Mejor aun: para la Naturaleza no existe el incesto. Las
especies se reproducen juntándose un macho con una hembra, en ciertas épocas,
cuando las hembras lo determinan (período de celo, período de ovulación).
Por lo tanto, la prohibición
del incesto es un producto de las culturas. El hecho de que en casi todas las
culturas, (dije ‘casi todas’, no dije ‘todas’), esté presente esta norma no
asegura que sea correcta, ni mucho menos natural.
Cuando los adultos observan
los deseos eróticos de los niños hacia familiares directos (padres, hermanos,
tíos), entran en pánico.
Un adulto en estado de pánico
puede hacer cualquier desastre porque se vuelve loco. Los escándalos que
ocurren dentro de las familias por este tipo de reacciones neuróticas graves
(el pánico por el posible incesto), suelen ocultarse de forma categórica.
«De esto que pasó no se habla más ¿quedó claro?», dice alguien con
suficiente poder y todo el mundo acata sin chistar porque, lo que ocurrió fue gravísimo.
En realidad no ocurrió, ni estuvo a punto de ocurrir, nada
que esté fuera de las normas de la Naturaleza. Nadie es un desnaturalizado, solo la visión cultural lo considera aberrante.
La locura de los adultos, aterrados por lo que ocurrió o
casi ocurre, es contagiosa y deja marcas imborrables en el inconsciente de
quienes viven la situación. Como esta tragedia
debe ocultarse, parece caer en el olvido pero algo significativo queda
activado: el pequeño que actuó naturalmente se quedará con la sensación de que
su instinto lo traicionó, lo indujo a querer hacer algo terriblemente
prohibido, que le acarreó gritos, insultos, golpes, penitencias, condenas,
sanciones, reprobación, gestos de furia y de desprecio.
Pero todo esto solo sería grave si no fuera porque además el
pequeño no recibe ningún tipo de explicación que pueda comprender. Por no
recibir ninguna explicación que él pueda entender, el hecho se convierte en
gravísimo.
Estas situaciones que ocurren en casi todas las familias, se
viven con honda mortificación. El secreto familiar hace que cada uno se sienta
el único ser monstruoso del planeta. El golpe que recibe sobre su autoestima es
feroz. La obligación de olvidar convierte a esta historia universal en un
sentimiento vitalicio de calvario personal.
Ni yo ni nadie sabe por qué existe la prohibición del
incesto y sus lamentables consecuencias.
Recuerde esto: cuando encuentre alguna explicación sobre la
prohibición del incesto tenga en cuenta que es una hipótesis, solo una
hipótesis: no es la verdad.
(Este es el Artículo Nº 2.192)
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