Estamos
convencidos que el apego a la lógica es tranquilizador, aunque deberíamos
reconocer que no siempre es así y que la racionalidad puede ser un dogma pasible
de ser revisado.
Con frecuencia oímos decir que los niños infractores no
nacieron ladrones sino que fue la sociedad la que los indujo a esa conducta o,
al menos, les permitió que se transformaran en antisociales.
Seguramente algo de verdad existe en esta afirmación,
pero podría agregarse algo más.
Podría pensarse que todos nacemos ladrones, aunque en
el proceso de aprendizaje nos volvemos más y más inhibidos para hacer algo que
está expresamente condenado por el código penal.
Esta forma de describir los hechos incorpora un matiz
que puede ser valioso a la hora de evaluar la conducta de los infractores. No
es lo mismo decir que ellos son defectuosos a decir que ellos son desinhibidos
y que no tienen tanto miedo como los que nos autodefinimos como honrados.
Podría adelantar una conclusión algo paradójica: Si nos
imponemos la obligación de ser coherentes quedamos expuestos a la inseguridad
ciudadana.
Efectivamente: por un lado ensalzamos a los valientes,
criticamos a los miedosos, pero resulta que para ser honrados tenemos que ser
temerosos de las amenazas impuestas por la ley.
La compulsión a ser coherentes nos obliga a caer en una
debilitante contradicción: o somos cobardes y honrados o somos valientes pero
delincuentes. Esto nos llevaría a pensar que padecemos las acciones delictivas
porque nos obligamos a ser coherentes y nos sentimos en falta cuando no podemos
serlo.
En otras palabras: nuestra cultura pro-coherencia les
está diciendo a quienes roban por falta de temor a los castigos, que no son valientes,
pero también nos dice a todos que la ausencia de miedo es una característica
que valoramos.
Conclusión:
quizá debamos comenzar a pensar que sería positivo oficializar la incoherencia
como un rasgo valioso de nuestro funcionamiento mental. A veces tenemos que
apartarnos de la lógica. La razón no tiene cabida en cualquier circunstancia.
Creo que esta propuesta puede generar miedo a un caos,
a la anarquía. En nuestra cultura creemos que el apego a la lógica es
tranquilizador, aunque deberíamos reconocer que no siempre es así y que la
racionalidad puede ser un dogma pasible de ser revisado.
(Este es el Artículo Nº 2.189)
●●●
1 comentario:
David R.- ¿Cree posible que el factor educación pueda ser también elemento a considerar para que la persona se abstenga a robar? Es decir, que la persona pueda comprender que no debe robar y se abstenga a hacerlo porque eso inflige el progreso de la sociedad, y no por temor a los castigos que la Ley impondría.
Publicar un comentario