jueves, 3 de abril de 2014

El camuflaje de la psiquis


No sería un error grave afirmar que el estado de ánimo de las personas se refleja con total nitidez prestándole atención a cómo describe el mundo que las rodea: si piensa que todo está muy mal es porque su estado de ánimo es negativo y si piensa que todo está muy bien es porque su estado de ánimo es positivo.

Varias veces me he referido al fenómeno del contraste necesario para que nuestras percepciones sensoriales puedan ocurrir: blanco sobre negro, sonido sobre silencio, salado sobre desabrido, frío sobre caliente, suave sobre áspero.

También esto ocurre en el plano intelectual: algo nos parece terrible cuando ocurre en un contexto de serenidad, la amoralidad parece aberrante en medio de criterios muy restrictivos, la furia es menos significativa en el caos, la tristeza individual es mínima cuando todos están igualmente tristes, alguien muy inteligente no nos llama la atención si está en un grupo de superdotados, un mal actor pasa desapercibido si está entre otros, en un coro de renegados los voluntariosos parecen santos.

Casi todos mis comentarios sobre las consecuencias de estos fenómenos incluyen alguna mención a la Psicología de la Gestalt (1).

Ahora les comento una observación que todos pueden confirmar con su propia experiencia.

Imaginemos que el estado de ánimo de una persona es muy negativo, porque le va mal en la vida, porque su salud es precaria, porque tiene mal carácter, o por lo que sea.

Si esa persona puede convivir razonablemente con su malestar, quizá pueda hacer observaciones objetivas de la realidad, pero si no quiere que los demás se enteren de su mal humor, porque siente vergüenza, porque eso le aumentaría el malestar, o porque quienes lo rodean lo han amenazado diciéndole que no puede seguir molestando con su temperamento enojadizo, es muy probable que sus observaciones de la realidad no puedan ser tan objetivas, sino que por el contrario, tratará de mostrarlo todo como desastroso, caótico, envilecido, infernal, corrupto, carente de respeto, lleno de peligros amenazantes.

¿Por qué hace estas observaciones tan negativas? Porque en su fantasía pretende creer, (y hacer creer a los demás), que él está bien pero lo que está mal es el mundo, el entorno, la sociedad, la gente, el país, la época.

Si volvemos a la Psicología de la Gestalt comentada más arriba, diríamos que esta persona, para que sus dificultades de carácter pasen desapercibidas, para que nadie las perciba, describe al entorno con rasgos tan desagradables como su estado de ánimo. Si este fuera color negro, entonces pinta de negro todo lo demás para que nadie pueda percibirlo, para pasar desapercibido. Por eso ve todo mal, tan mal como él se siente. Camufla la realidad para que su salud anímica pase desapercibida.





(Este es el Artículo Nº 2.185)


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