lunes, 21 de abril de 2014

El miedo es un aliado



 
Comento dos hipótesis de por qué tanta vergüenza provoca en la mayoría, preferentemente masculina, confesar que sienten miedo.

¡Qué error estratégico cometemos cuando tratamos de disimular que tenemos miedo!

Es tan erróneo que hasta los más tontos saben cómo apelar a este ocultamiento para vencernos.

Por el contrario, si aceptamos la verdad más pura, esto que: tenemos miedo a sufrir, a pasar vergüenza, a tener pérdidas, a los truenos, a los fantasmas, o a lo que sea, por más ridículo que alguien pueda imaginar, ni el más tonto ni el más inteligente podrá burlarse de nosotros por exhibir algo que reconocemos antes que nadie: «Tengo miedo, sépanlo, no lo oculto».

A partir de esta declaratoria, tan sincera, podremos decir con total serenidad cuántas propuestas ajenas no queremos aceptar.

Probablemente, la clave para disponer mejor de nuestro propio deseo está en reconocer cuánto tememos, sin avergonzarnos, porque además, le tenemos miedo al ridículo, por eso evitamos simular un heroísmo que nadie posee, excepto en la ficción.

En el video les comento dos hipótesis que explicarían cómo llegamos a tener vergüenza de tener miedo.

1) En tiempos en que era frecuente la convocatoria a integrar el ejército, se impuso el prejuicio de que solo los despreciables cobardes temían morir. Todos tuvieron que ocultar su condición humana con tal de no ser catalogados de manera tan denigrante como llegó a ser el diagnóstico de ‘cobarde’. Los pobres infelices que se hicieron matar infamemente por las locuras de algunos gobernantes, fueron ingenuos ciudadanos que creyeron firmemente en ese diagnóstico de cobardía;

2) Las religiones colaboraron con estos genocidios, alentando a la valentía en connivencia con los gobernantes desquiciados, pero agregándole un segundo motivo de exclusiva conveniencia. Dios siempre fue una figura temida por sus creyentes. Lo que suelen llamar amor no es otra cosa que terror a la infinita capacidad destructiva que se le asigna. Si los fieles ocultan su temor y confiesan valentía están tratando de decir que lo aman por la supuesta bondad y no por terror.

(Este es el Artículo Nº 2.203)


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