lunes, 14 de abril de 2014

Disolución conyugal por aburrimiento


A veces sufrimos por equivocación.

Por ejemplo, si sabemos que nuestros hijos algún día formarán una familia, sufrimos por equivocación porque el nido vacío es angustiante.

Por ejemplo, no solo la muerte de un ser querido nos apenas sino que la propia jubilación podríamos llegar a padecerla como una muerte propia.

Por ejemplo, una relación de amor algún día puede transformarse en una relación que se mantiene por inercia, por costumbre, para no generar comentarios en los familiares y conocidos.

Son todas situaciones esperadas y si las sufrimos en exceso es por equivocación. Quizá la equivocación sea creer aquello de “a mí no me va a pasar”.

El aburrimiento en un vínculo está mal visto. Aunque nos ocurre prácticamente a todos, igual seguimos pensando que no debe ocurrir que dos personas terminen hartándose.

La apatía sexual es un síntoma inequívoco. A veces los cónyuges, inhibidos de aceptar la hipótesis del hastío, recorren varios especialistas médicos quienes, luego de embolsar abundante dinero por concepto de honorarios, luego de hacer tragar varias sustancias químicas artificiales, terminan diciendo que podría tratarse de una fatiga en la convivencia.

No me faltan ganas de agregar que estos profesionales sabían de antemano cuál era el diagnóstico, pero además de eso también habría que decir que los consultantes no querían enterarse de la noticia temible: “Ustedes ya no se desean”.

El voluntarismo infantil («Querer es poder») que tanto tiempo, ilusión y dinero nos hace gastar, siempre nos alienta para hacer un intento más. Así pasan los años, los cónyuges apenas se toleran, ambos sobreviven como pueden, las dosis de hipocresía tienen que ser mayores y, cuando quieren acordar, pasaron tanto tiempo en ese juego, que uno de los dos fallece y el otro se desgarra las vestiduras, llora amargamente porque ahora sí puede amar a alguien: al recuerdo, a las fotografías, a quienes vienen a consolar.

Si el aburrimiento entre dos seres que se amaron profundamente es normal, ¿qué hace usted soportando a esa persona que le causa más molestias que satisfacciones?

(Este es el Artículo Nº 2.196)


 

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