A veces sufrimos por
equivocación.
Por ejemplo, si sabemos que
nuestros hijos algún día formarán una familia, sufrimos por equivocación porque
el nido vacío es
angustiante.
Por ejemplo, no solo la muerte
de un ser querido nos apenas sino que la propia jubilación podríamos llegar a
padecerla como una muerte propia.
Por ejemplo, una relación de
amor algún día puede transformarse en una relación que se mantiene por inercia,
por costumbre, para no generar comentarios en los familiares y conocidos.
Son todas situaciones
esperadas y si las sufrimos en exceso es por equivocación. Quizá la
equivocación sea creer aquello de “a mí no me va a pasar”.
El aburrimiento en un vínculo
está mal visto. Aunque nos ocurre prácticamente a todos, igual seguimos
pensando que no debe ocurrir que dos personas terminen hartándose.
La apatía sexual es un síntoma
inequívoco. A veces los cónyuges, inhibidos de aceptar la hipótesis del hastío,
recorren varios especialistas médicos quienes, luego de embolsar abundante
dinero por concepto de honorarios, luego de hacer tragar varias sustancias
químicas artificiales, terminan diciendo que podría tratarse de una fatiga en
la convivencia.
No me faltan ganas de agregar
que estos profesionales sabían de antemano cuál era el diagnóstico, pero además
de eso también habría que decir que los consultantes no querían enterarse de la
noticia temible: “Ustedes ya no se desean”.
El voluntarismo infantil («Querer es poder») que tanto tiempo, ilusión y dinero nos hace gastar, siempre nos
alienta para hacer un intento más. Así pasan los años, los cónyuges apenas se
toleran, ambos sobreviven como pueden, las dosis de hipocresía tienen que ser
mayores y, cuando quieren acordar, pasaron tanto tiempo en ese juego, que uno
de los dos fallece y el otro se desgarra las vestiduras, llora amargamente
porque ahora sí puede amar a alguien: al recuerdo, a las fotografías, a quienes
vienen a consolar.
Si el aburrimiento entre dos
seres que se amaron profundamente es normal, ¿qué hace usted soportando a esa
persona que le causa más molestias que satisfacciones?
(Este es el Artículo Nº 2.196)
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