viernes, 2 de diciembre de 2011

Imitamos la opción sexual de los ganadores

La opción sexual no depende del genital disponible: elegimos el rol (hombre o mujer) que nos asegure recibir más amor.

Apelando a fuertes simplificaciones con tal de que ideas que son:

— trascendentes en nuestra vída síquica;
— perturbadoras porque a esas ideas se les asocian emociones tan fuertes que nos enlentecen intelectualmente;
— alejadas del sentido común,

puedan ser comentadas en un texto no mayor de 300 palabras, atendiendo a que este artículo no es lo único que tienen para leer los internautas, comento (simplificadamente) algo que suele llenarnos de angustia durante décadas.

En otro artículo (1) les decía que la famosa frase «complejo de castración» no es la angustia de los varones a que les sean quitados sus genitales sino que se trata de la angustia que padecemos ambos sexos de no ser amados, queridos, deseados, integrados, protegidos, tenidos en cuenta, mirados.

En este significado, castraciones terribles son: ser abandonados por nuestros padres, no tener amigos, que nuestro ser amado nos deje por otra persona, quedarnos ciegos, sordos, inválidos, e infortunios por el estilo.

Por lo tanto, desde la más tierna infancia, si bien los niños pueden llegar a entender que papá tiene pene y que mamá tiene vagina, lo importante es cómo se sienten respecto al amor y protección de ellos, y también a quién les conviene parecerse para sentirse fuertes, valiosos, invulnerables, importantes.

Y acá surge el gran tema del que quería comentarles: estas sensaciones no tienen nada que ver con el sexo biológico que posea el niño sino de cuál de ambos «falos» elige (falo = conjunto de virtudes que nos convierten en dignos de amor).

Si elige el «falo» de quien tiene su propio sexo, será heterosexual, si elige el «falo» de quien tiene el otro sexo, será homosexual... pues lo único importante es recibir amor.

(1) Sin «falo» no somos «amables»

Relato vinculado:

Pollera o pantalón

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11 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo siempre lo estoy contraviniendo, en parte porque creo que se aventura demasiado en la biología sin dominarla demasiado. Pero debo admitir que esta vez creo que dio en el clavo con algo importante.

G.

López dijo...

A primera vista parecería que a todos nos conviene seguir lo que la sociedad mayoritariamente promueve. Entonces, ir en contra supone tener motivos fuertes; sería raro que alguien se complicara la vida porque sí.

Susana dijo...

También es posible que imitemos la opción sexual menos terrorífica.
Bah... al final es lo mismo que dice ud pero con otras palabras.

Leo dijo...

No me gusta como me mira la nena de la foto. Es más indescifrable que la Gioconda!

Soraya dijo...

Según las canciones románticas, no cabe duda: las mujeres somos mucho más amadas que los hombres.

María José dijo...

Yo que ya venía enlentecida intelectualmente... quién me manda a mí leer esto!!!

Lola dijo...

Adoro a las personas que explican las cosas de manera simple.

Efraín dijo...

Entiendo la lógica de lo que ud dice, pero comprender cómo salta Freud del Complejo de Edipo, al falo y de ahí al Complejo de Castración, va a requerirme unas cuantas horas de estudio.

Graciana dijo...

Pronto los niños caen en la cuenta de que les conviene parecerse a Dios.

Javier dijo...

Vale la pena recordar que algunos homosexuales desean conservar las características de su propio sexo y otros no. (Para complicarla un poquito nomás)

Liliana dijo...

Acá se están confundiendo las cosas. Nacer en un cuerpo equivocado es otro asunto.