martes, 13 de diciembre de 2011

El sueño de la autodeterminación

Es un espejismo, ilusión, sueño, suponer que actuamos libremente. La naturaleza «hace y deshace».

Uno de mis referentes intelectuales predilectos, Groucho Marx, dijo: «Todos los hongos son comestibles. Algunos sólo una vez».

Sobre gustos no hay nada escrito: algunos se emocionan con “El lago de los cisnes” interpretado por la compañía de ballet rusa Bolshoi y a mí se me caen las lágrimas reflexionando sobre esta breve frase.

Aunque los gustos no tienen explicación, compartiré contigo qué me excita de este breve pensamiento que hasta puede causar gracias y provocar la risa.

El gran filósofo plantea un giro de 180º para decir que «algunos hongos son venenosos». Pasa de la idea clásica según la cual algunos no deben ingerirse a expresar con total seguridad que «todos pueden comerse», lo importante para él es que algunos no admiten una segunda vez.

¿Quién decide que algunos hongos no pueden comerse dos veces? ¡La naturaleza! Estamos ante un caso de clarísimo determinismo (1).

Dicho de otra forma: cualquier animal (humano incluido) puede comer todos los hongos que quiera, pero la naturaleza determina que algunas especies no admiten reiteración.

Cuando de comer hongos se trata, nuestra inteligencia puede entender fácilmente e inclusive encontrar formas sabias, ingeniosas y hasta divertidas de decirlo, pero cuando ocurre lo mismo en otras circunstancias, el cerebro no entiende, se confunde, se vuelve ciego, sordo y mudo.

Me explico: Lo que llamamos opciones del libre albedrío no son otra cosa que «decisiones de la naturaleza».

Así como no podremos comer algunos hongos una segunda vez, tampoco podremos:

— dejar de creer en Dios si creemos en Él,
— votar a un candidato nazi,
— practicar nuestra homosexualidad reprimida,
— denunciar en voz alta a quien atrevidamente ignora una fila de espera,
— evitar enfermarnos practicando la medicina preventiva,
— cuestionar nuestros prejuicios,
— (tampoco podremos … otras cosas).

(1) Blog destinado al libre albedrío y al determinismo

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12 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo está, pues, entre dos pronombres: todos y algunos. "Todos" esrepresenta el 100%, pero...., ¿algunos? "Algunos" puede significar 99 de los 100. Y, entonces, no es tan fácil.

Gabriela dijo...

Cómo desearía creer en la autodeterminación, en la libertad. Imagino que en ese caso me sentiría mucho más fuerte, tendría más voluntad, sería más clara en mis juicios, menos dubitativa.
La parte buena es que sabiendo de la existencia de una multicausalidad que nos determina, y que es imposible de conocer en su totalidad, puedo ser más comprensiva con quienes me rodean, guardar menos rencor, ser más tolerante conmigo misma.

Evaristo dijo...

El primer comentario anónimo me lleva a asociar una idea penosa: qué difícil es mantener vínculos afectivos duraderos.

Alicia dijo...

Cuando cambian nuestas creencias, tampoco se debe a nuestra propia decisión. Al cambio lo preceden una infinidad de circunstancias que lo determinan. Yo podría decir: si el análisis me cambió, es porque tomé la decisión de analizarme. Pero no, fue mi historia vital y mi dotación genética, lo que determinó mi elección, y serán esos mismos elementos los que harán posible que el análisis me modifique en mayor o menor medida.

Alejandra dijo...

Mi propia naturaleza siempre me jugó en contra. Abuela decía que yo había nacido protestona y parece que fue así nomás, porque la reivindicación y la crítica son los motores que me mueven a intentar mejorar las cosas.

Jacinto dijo...

Mientras la homosexualidad permanezca reprimida no la podremos practicar.

Hugo dijo...

La represión también tiene límites.

Hugo dijo...

La represión también tiene límites.

Marcos dijo...

Me pregunto hasta que punto funciona la persuación represiva. Hasta dónde sirve privar de libertad a una persona. Claramente sirve para proteger a la comunidad de sus actos delictivos, pero no parece disuadir a quienes aún no han delinquido.
Supongo que la rehabilitación en las cárceles debe ser bastante difícil, aunque la prueba está, se obtienen logros.
Duele la injusticia de castigar a alguien por algo que no pudo dejar de hacer. Esa persona estuvo compelida a delinquir. Esto es ya de por si una desgracia, y encima recibe el castigo social. Pero hasta ahora no hemos encontrado otras soluciones.

Filisbino dijo...

Lo comprendo Mieres. A mí también me hace llorar la idea de no poder volver a comer algunos hongos. Todas las muertes son detestables.

Mª Eugenia dijo...

Filisbino habla del touch and go?

Sandra39 dijo...

En algo teníamos que coincidir; aunque tan sólo sea en cuatro letras: Marx.