sábado, 12 de noviembre de 2011

Buscamos el LIBRo que nos deje LIBRes

Los lectores somos personas angustiadas, movidas por la esperanza de encontrar en cada nuevo libro que abordamos, la clave (el camino, la fórmula) para vivir sin tanta incertidumbre angustiante.

«Estoy de acuerdo contigo en que está todo mal, en que aquello que pueda empeorar empeorará, pero la suerte que tienes al haber comprado este libro que escribí pensando en tí, es que te diré cómo salir de este escenario catastrófico.»

El párrafo anterior no pertenece a ningún texto impreso, acabo de inventarlo y no debería ser incluido en ningún libro porque es demasiado explícito. La industria editorial utiliza textos más sugerentes, insinuantes, eufemísticos, para captar al lector angustiado, porque no sabe cómo controlar su ansiedad, miedo, incertidumbre (1), y dispuesto a creer que un libro podrá dejarlo libre de esas mortificaciones.

Eso nos ocurre a los humanos desde tiempos inmemoriales. Toda palabra escrita parece haber sido redactada por un salvador, un aliado, un guía, líder o pastor de ovejas cuya desorientación no presagia nada bueno.

Estos dibujitos (letras) que se juntan en hileras para formar otros dibujos (palabras), estimulan (cuando leemos) nuestro cerebro debilitado por la preocupación para hacernos creer que dicen lo que necesitamos pensar.

Los lectores somos personas atormentadas (angustiadas, temerosas, inseguras) que leemos con la esperanza de encontrar en esos dibujitos significantes las claves, el secreto, la fórmula mágica que nos aparte definitivamente de la incertidumbre.

Leer es similar a comprar un billete de lotería. Mientras esperamos el sorteo podemos soñar con un premio que cambiará definitivamente nuestra vida que sentimos como carenciada aunque tengamos un gran patrimonio.

Leer un libro es similar a comprar un billete de lotería porque mientras lo leemos podemos soñar con una repentina iluminación (epifanía) que nos liberará (libro - libre) de las molestias de las que depende el fenómeno vida (2).

(1) ¿Por qué un círculo es perfecto?
Sobre la adivinación
La incertidumbre, el cuerpo y el patrimonio
2) Los estímulos para la vejez 
Los perjuicios de las donaciones

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14 comentarios:

Evangelina dijo...

No en vano, el primer libro que se llevó a imprenta fue la Biblia.

Ivan dijo...

Hoy un buen cuento me cambió el terrible estado de ánimo que tenía antes del mediodía.
A veces pienso que si me "encuentrara" con un texto excelente, todos los días, podría seguir tirando.

Carolina dijo...

Algún día usted escribirá un libro pensando en mí?

Rulo dijo...

Carolina me causa vergüenza ajena... pero a veces pienso que es terrible gato.

Filisbino dijo...

Los que creen que la tienen clara, son los que arrastran multitudes. Algunos de esos se dedican a escribir. (Claro que muchos otros escriben para sobrevivir, mientras viven de otro trabajo) Decía que esos que se dedican a escribir porque creen conocer el camino, sólo son casos elocuentes de lo que somos todos los demás; los de perfil bajo. Porque la verdad es que en nuestro fuero íntimo, quien más, quien menos, cremos tener razón, al tiempo que pensamos que son los otros los equivocados. No puede ser de otra manera. Vivimos décadas acuñando ciertas ideas que provienen de emociones, de experiencias, de ignotos deseos. Cómo podría hacer alguien para convencernos de que todo eso tan nuestro está equivocado?

Daniel dijo...

Creo que es un esfuerzo desmesurado y soberbio, creer que se puede cambiar la forma de pensar de una persona en un debate.
Pero tampoco creo que no sirva para nada debatir y escuchar a los que piensan diferente.
Las palabras son como cosas que entran dentro nuestro y producen modificaciones -nanomodificaciones- Con lo que no estoy de acuerdo es con la palabra revelada, los dogmatismos, o la parcialización de la realidad.
Me he preguntado varias veces si sus artículos hacen una psicologización de la realidad. A veces pienso que sí y otras creo que muestran la realidad desde otro lugar, haciendo incapié en el fundamento del hacer humano: el deseo. Cuando pienso de este segundo modo, tengo el convencimiento de que sus aportes son muy valiosos, y que si a menudo parecen locos es porque realmente están planteando cosas nuevas. Está aportando una tuerca que hacía falta -y sospecho que es una tuerca fundamental-.

Cacho dijo...

Mientras la tuerca que aporte no sea la que le falte a él...

Alicia dijo...

La palabra escrita nos puede ayudar mucho, también, cuando es la nuestra. Llevar un diario es una buena práctica. Organizar el pensamiento ayuda. Intentar ponerle palabras a las emociones, a veces también. Tener la posibilidad de irse unas páginas atrás y ver el camino recorrido, nos genera perspectivas.

Morgana dijo...

Nunca pensó en hacerse rico escribiendo libros de autoayuda. Podría hacerlo usando un heterónimo. Total! El mundo no va a ser peor por eso.

Marcia dijo...

Claro que el mundo sería peor, Morgana! Se matarían árboles para hacer basura, pero sobre todo, se desperdiciaría tiempo de una cabeza pensante.
Si me dijeras que Mieres padece pobreza patológica, ahí te llevo, pero creo que no es el caso.

Roque dijo...

En la niñez y en la adolescencia, etapas de aprendizaje intensivo, los libros, las películas, los recitales, le hacen importantes aportes a tu vida. En la adultez y en la vejez, encontrar textos que nos resulten significativos se vuelve más difícil. Simplemente se trata de que ya conocemos más cosas.

Anónimo dijo...

Me interesó mucho esta frase: "las palabras estimulan nuestro cerebro debilitado por la preocupación, para hacernos creer que dicen lo que necesitamos pensar". Esto es tan así, que en casos extremos podemos llegar a tener el loco convencimiento de que un libro que ha sido lanzado al mercado, para que lo lea la mayor cantidad de gente que sea posible, es portador de mensajes únicos y personales dedicados a uno. Como si un ser celestial usara ese libro como instrumento para hablarnos al oído. Pero no en un sentido poético, en un sentido muy literal.

Oriente dijo...

No podemos liberarnos de la incertidumbre. Para algunos asuntos estar muy seguro podría ser bueno, pero para otros muy dañino. Así que no está tan mal tener incertidumbre. Aceptémosla como parte de la vida, que es lo que propone Mieres.

Gabriela dijo...

Anoche no me podía dormir y escuchaba uno de los pocos programas radiales que estaban en el aire. Era un programa religioso, que hablaba de la liberación, de la certeza, de EL camino. Lo gracioso (para mí) fue que el mensane venía en formato canción, es decir, todo eso se decía en canciones... y la música no engaña tanto como la palabra. Entonces resulta que cantaban refiriéndose a algo maravilloso, como podía ser la liberación de toda atadura, pero en un tono tan triste, con una música tan triste...
Quedaba clarísimo que lo predominante en ese mensaje eran las ataduras, y que la liberación no pasaba de ser un deseo.