sábado, 26 de junio de 2010

No soy Bin Laden

Cuando somos muy pequeños, imaginamos que la realidad es una parte nuestra (1). Lo que alcanzamos a percibir (mamá, papá, los olores, los ruidos), todo nos pertenece tanto como nuestras manos, nuestra voz, el seno que nos alimenta.

Cuando miramos a mamá, a papá y a nosotros mismos en un espejo, nos preguntamos: «¿quiénes serán esos tres?»

Utilizo esta forma de hablar, sólo para explicarme. Es imposible que un pequeño de 18 meses piense así. Sin embargo suponemos que lo que siente y percibe podría expresarse con esta traducción al idioma adulto que acabo de hacer.

En una segunda etapa de su desarrollo neurológico, le ocurre algo que lo llena de alegría.

Se mira en el espejo y se da cuenta de que es él mismo y que la mamá que lo acompaña, es otra persona. Se mira él, la mira a ella, capta la nueva realidad y a partir de ahí se inicia el verdadero desarrollo de su aparato psíquico.

Para simplificar la explicación, el proceso en su mente es: a partir de reconocer que mamá es otra persona, la imagen del espejo, es la suya propia.

Así descubre que él es parte de la realidad y no la realidad parte de él. Razona así: «Porque ella es otra persona, entonces yo existo, soy un individuo».

En suma: Todo comienza con este razonamiento: «Porque ella es ella, yo soy yo». Dicho de otro modo: «Ahora que entiendo que ella es diferente de mí, me doy cuenta que soy un individuo, otra persona».

Cuando alguien —en cualquier parte del mundo—, comete un acto terrible, nos conmueve, nos alarma y escandaliza, porque también lo consideramos una referencia (como hicimos con mamá) para sentirnos «un individuo». Pensamos por ejemplo, «porque existe ese asesino, yo soy yo».

(1) Tú y yo, ¡un solo corazón!

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10 comentarios:

Rulo dijo...

Qué la realidad no es parte de mí? Cómo dice que es?

Defeo dijo...

Por suerte llegué a la conclusión de que yo era yo mismo, sin necesidad de espejo.

Joe Black dijo...

A veces me confundo porque los asesinos se adelantan a mis propósitos.

Anónimo dijo...

No soporto estar en grupo porque olvido quién soy yo.

Pepe dijo...

La verdad. Qué nabos los pibitos!

Carina dijo...

Primero el niño debe ser capaz de percibir entidades separadas, para luego encontrar que una de esas unidades es él.

Iris dijo...

Qué difícil es para nosotros adultos, imaginar como piensa un niño pequeño.

Martín dijo...

Cuando mi madre me acompaña, nada me alegra más que tener la certeza de que es otra persona.

Urreta dijo...

Los enamorados a veces se confunden y piensan que entre los dos hacen una naranja.

Yoel dijo...

A los 18 meses pensás: quiénes son esos?.
A los 18 años pensás lo mismo pero con algo de encono.