Imagine a alguien que padece dolor de cabeza bastante a menudo, pero que se alivia fácilmente con un calmante. Por eso, siempre lleva unos cuantos consigo, para tomarlos cuando haga falta.
Se encuentra con alguien que, enterado de esta situación, le dice que lo mejor sería que averiguara cuál es la verdadera causa de ese malestar, antes que estar tomando calmantes que sólo quitan el síntoma pero no el motivo real.
Uno de cada 16.000 personas (aproximadamente), dejará de tomar el calmante y concurrirá a quienes puedan averiguar cuál es la causa de esos dolores.
Las otras 15.999 personas (aproximadamente), harán oídos sordos a esa sugerencia-recomendación-consejo, y seguirán tomando el calmante cada vez que las circunstancias lo requieran.
Veamos otro asunto para finalmente volver al de los dolores de cabeza.
Si alguien le dice a cualquier ciudadano, que los delincuentes no son culpables de su conducta porque están determinados por una parte de su psiquis que está fuera de control (inconsciente), pero que, sin embargo, sí deben ser considerados responsables de sus actos para que la sociedad no se vea injustamente perjudicada por la acción de sus integrantes, la reacción esperada será muy clara.
Uno de cada 16.000 ciudadanos (aproximadamente), dirá a todo que sí y reconocerá que el resarcimiento de una responsabilidad incumplida es más terapéutico que castigador.
Los 15.999 ciudadanos restantes (aproximadamente), seguirán buscando la forma de culpabilizar a los delincuentes, para luego aplicarles un castigo que cumpla la doble función de «pagar la deuda con la sociedad» y «servir de escarmiento» para que otros ciudadanos se cuiden de cometer un delito.
En suma: quien tiene un dolor de cabeza y se calma con un analgésico, procurará seguir usándolo y el que sufre por causa de la delincuencia, pero se calma culpabilizando y castigando, seguirá haciéndolo.
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11 comentarios:
Mire, yo iría a consultar al médico con los calmantes en el bolsillo.
Sufro de frecuentes jaquecas y no voy al médico porque me da pereza. De pronto es que por algún motivo no quiero buscar las causas del dolor de cabeza (miedo probablemente), o temo que no se dé con ellas y tener que lidiar con la bronca y la frustración de no poder solucionarlo.
Una médica amiga me dijo que las causas del dolor de cabeza pueden ser muchas y es muy difícil dar con la "culpable".
Del mismo modo pienso que por ahora y por muchísimo tiempo más, no podremos dar con las causas de la delincuencia en cada individuo.
No sirve quedarse de brazos cruzados, y de hecho no lo hacemos. Podría decirse que nuestra misión histórica es seguir buscando, para que algún día, con la multitud de hallazgos logrados, llegue un equipo que pueda ordenarlos, quizás agregar otro decisivo, y darle solución al problema.
Me encantan las cucharas de cerámica que usan los orientales.
Nosotros somos muy brutos como para usar esas cucharas, Leti, a lo sumo alguno las tendrá de adorno.
La solución para la jaqueca es el jarabe de aloe. Y quien le diga que para la delincuencia también.
Los 15.999 ciudadanos restantes
nos calmamos
viendo el partido
en el restaurante.
Mi madre cuenta con nostalgia y cariño que cuando nos llevaba al pediatra, las más de las veces él recomendaba: "dele una sopita de arroz".
Lo que ud. dice de los delincuentes me da muchísima pena. Ellos no pueden largar la pistola. No pueden bajar el puño.
No pueden dejar de empujar a una anciana.
Y nosotros los encerramos para que no sigan haciéndonos daño.
Y ellos quedan tras las rejas por culpa de su maldito inconsciente.
Y hasta su misma mamá les dice "chorro de mierda, para mí ya no sos mi hijo".
Y a ellos les pasan requisando la celda y ni un porrito les dejan esconder.
Y entonces se hacen cortes para tener un sentido de pertenencia. Pertenencia a ese lugar sucio donde viven hacinados.
Y todavía nosotros queremos lincharlos, y ellos no saben si sentirse orgullosos o llenos de odio.
Y nunca pensamos en la nueva generación de delincuecitos que vendrá y no tendrá papá.
Los 15.999 ciudadanos restantes
nos tranquilizamos
viendo el partido
en el restaurante.
Muy lindas tus rimas, Nazareth, pero con leerlas una vez alcanza y sobra.
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