miércoles, 23 de junio de 2010

¡Los militares son esto y lo otro!

El jueves 1º de octubre de 2009, se festejó el sesenta aniversario de la fundación de la República Popular China, con un desfile impresionante en la plaza de Tiananmen (imagen).

Todo el mundo se preguntó: ¿qué están queriendo decirnos los chinos con este despliegue de armas y militares?

Algunos (autoproclamados) portavoces, contestaron diciendo: «Sólo queremos que sepan que estamos aquí».

En muy pocos países, el pueblo ama a los militares. Aumentaría la apuesta preguntándome: «¿los aman o les temen?».

El conjunto de ciudadanos encargado de poseer y usar armas, entrenado continuamente para la guerra a costo del contribuyente, despierta sentimientos contradictorios.

En definitiva, nuestra posición afectiva respecto a las fuerzas armadas, es tan ambivalente como ante cualquier otra cosa o persona, excepto que nos mantenemos más tiempo en el polo negativo cuando todo anda bien y más tiempo en el polo positivo cuando son ellos los encargados de defendernos o ayudarnos.

Los militares son útiles en tiempos de paz para echarles la culpa de algo (carestía, conflictividad, delincuencia).

Costa Rica es un país que colabora en este sentido porque se ha hecho famoso por no tener ejército.

Con mi cabeza psicoanalítica pienso que cualquier ser humano con poder, es peligroso.

Critican a los militares quienes se imaginan a sí mismos como despóticos, crueles y corruptos, si pertenecieran a esa corporación.

Pero hay una razón menos visible para explicar la antipatía que les tenemos.

El sistema inmunógeno forma parte de nuestro cuerpo y hace una tarea increíblemente importante aunque silenciosa.

Los militares son el sistema inmunógeno de los países, pero su existencia nos recuerda algo que preferimos negar: somos débiles, vulnerables, necesitamos ayuda.

La función del sistema inmunógeno es silenciosa porque preferimos ignorarla, pero como los militares son más visibles, proponemos su desaparición.

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10 comentarios:

el oriental dijo...

Para que los militares actuaran como sistema inmunógeno de mi país, deberían tener la posibilidad de defendernos de algún agente patógeno.

Isabel dijo...

Vamos hombre! que negociar da mejores resultados que la guerra.

Sandra39 dijo...

Las excibiciones de poder sólo pueden llegar a tener algún sentido entre los países más poderosos, porque compiten entre sí, en una carrera armamentista que continúa vigente. Los que quedamos fuera de competencia, desperdiciamos recursos manteniendo un aparato militar peligroso para nosotros mismos, e inútil para defendernos de agresiones que provengan del exterior.

Tiago dijo...

Si yo fuera militar. Si me hubiera sometido al duro entrenamiento que implica. Si me dan una arma que pasa a ser parte de mi esquema corporal. Si nunca puedo llegar a dispararla. Me vuelvo loco.

Elbio dijo...

Si vamos a comparar al aparato militar con el sistema inmunógeno; hay algo en lo que concuerdo con usted: ambos hacen tareas silenciosas.

Yoel dijo...

Me resulta imposible imaginar cómo sería yo si fuese militar.

Morgana dijo...

Los narcotraficantes son más peligrosos que los militares.

Sarita dijo...

En algunos países es muy fácil portar armas y muy difícil portarse bien.

Yenny dijo...

De niña me gustaban los desfiles por los uniformes bonitos y el orden tan respetable que inspiraban, al caminar todos parejo.

Maruja dijo...

Para mí una plaza sin árboles no es una plaza.