Son muy conocidas las expresiones populares «morirse de la risa» y «desternillarse de la risa».
Abro un paréntesis: ternilla significa cartílago y cartílago es la parte más flexible del esqueleto, ubicado donde articulan dos huesos, por ejemplo, el maxilar inferior con el resto del cráneo.
La frase es una exageración. Sugiere que alguien puede romper el cartílago del maxilar inferior, de tanto reírse.
Por lo tanto, quien dice «destornillarse de la risa», está pensando en un ser humano armado de otra forma.
Cierro el paréntesis.
Los franceses llaman al orgasmo «pequeña muerte».
En suma: tenemos tres expresiones placenteras asociadas al dolor y a la muerte.
Existe una cuarta expresión famosa, pero proviene del marketing turístico y dice: «Ver Nápoles y después morir».
El objetivo principal de este artículo es señalar hasta qué punto goce y placer pueden ser prácticamente opuestos.
Nuestro lenguaje alude a esta paradoja sin muchos énfasis. Como vimos, los ejemplos no abundan (aunque existen).
Para el psicoanálisis éste es un tema mucho más importante y trascendente.
Los humanos quedamos perplejos ante ciertas actitudes (propias o ajenas), en las que alguien parece hacerse daño a propósito.
Sistemáticamente incurrimos en acciones demostradamente perjudiciales, «tropezamos dos veces en la misma piedra».
Solemos no entender estos fenómenos porque casi todos tenemos la compulsión a percibir a través de un severo filtro de racionalidad, de sentido común, de coherencia.
Estos filtros nos enceguecen para percibir algunas características (propias y ajenas), que si las tuviéramos en cuenta quizá (y sin quizá) podríamos facilitarnos la vida.
En otras palabras, los seres humanos buscamos el dolor y el placer, probablemente no en las mismas dosis, no en forma permanente, pero los buscamos.
Sólo nos aceptamos como buscadores de placer, pero no: también buscamos dificultades, problemas, dolores, ... sin ser masoquistas (1)
Nota: la imagen de la chica con pendientes, la elegí apostando a que usted no se daría cuenta de que le fueron perforados los lóbulos de las orejas, seguramente alegando que «no duele tanto».
(1) Ya es tiempo de que me vaya un poco mal
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12 comentarios:
Hoy una anciana estuvo 40 minutos hablandome de enfermedades, muertes, quejas de todo tipo, discapacidades, etc.
Me pregunté por qué. En ese momento la respuesta que me surgió fue que efectivamente esa mujer estaba sufriendo un montón de problemas y debía sacarlos a ventilar un ratito, porque adentro ya se estarían sintiendo muy agobiantes. Sin embargo esta respuesta no me conformó del todo, porque a los pocos minutos se acercó otra vecina de más o menos la misma edad que la anterior, y muestró una postura muy diferente. Ella refería que no le gustaba mirar en la TV cosas tristes, que miraba los programas que le hacían reír o las películas de misterio que la dejaban a la espectativa del final. Habló de su hija con mucho orgullo y luego las tres nos despedimos.
No sé si efectivamente serán, las de estas señoras, dos posturas diferentes ante la vida, o si se trataba de un buen día para una y uno malo para la otra.
Buscamos problemas para darnos cuenta de que muchas veces no los tenemos.
Mire si voy a buscar problemas, con todos los problemas que ya tengo! hágame el favor!
Es que como dice el Licenciado, todo lo vemos bajo el filtro de la lógica; y los humanos no somos seres lógicos, Jorge. Si quiere lógica vaya a buscarla en la matemática.
Tropecé dos veces en la misma piedra, pero una vez con el pie derecho y la otra con el izquierdo. Así no es tan grave.
Los psicólogos decimos que una persona se "sabotea", cuando inconscientemente se hace daño.
El goce puede estar en el dolor!
Si seremos tontos...
Una muerte pequeña es desaparecer por un instante.
Robotina se destornilla de la risa, y ese es un verdadero problema para los Súper Sónicos.
Los masoquistas le prestan mayor atención a la búsqueda del dolor. Pero con respecto a la mayoría de las personas, es sólo un tema de grados.
Quizás Kennedy alguna vez deseo "ser presidente y después morir". Y bueno, se le cumplió.
Hay personas que se accidentan cada dos por tres. Eso no puede ser casualidad.
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