martes, 8 de junio de 2010

Deseo besarte o practicar equitación

Tantos artículos publicados sobre las molestias del vivir, terminaron formando un blog con el lacónico nombre de Vivir duele.

En ese sitio, encontrará explicaciones más o menos racionales, —aunque todas psicoanalíticas—, sobre los motivos y justificaciones para que tengamos que sentir molestias o dolores, para seguir vivos.

Ahora les haré un comentario sobre la diferencia que existe entre necesidad y deseo, porque ambos provocan incomodidad y placer.

El hambre es la necesidad más conocida y fácil de explicar.

Cada cierta cantidad de horas, sentimos una molestia estomacal que se calma comiendo. Cuando empezamos a comer, cierta molestia diferente, nos anuncia que deberemos parar de comer (saciedad).

El deseo es menos conocido y es más difícil de explicar.

Me animaría a decirle otra cosa: nuestro lenguaje parece ser pobre para explicar el deseo y eficiente para explicar las necesidades.

Pero, por el motivo que sea, trataré de balbucear una descripción del deseo.

El deseo es una fuerza constante, (a diferencia de las necesidades que aparecen y desaparecen).

El deseo no se satisface con algo específico (como la necesidad de comer o beber). Esa fuerza constante nos impulsa para estudiar arte barroco y sin haber empezado con este emprendimiento, nos surge el anhelo de cambiar el auto o de llamar a nuestro padre para decirle cuánto lo queremos.

El deseo no se manifiesta en órganos específicos como el hambre, la sed o la necesidad de descansar. Parece estimularnos cualquier parte del cuerpo e inclusive, ninguna.

Y lo que resulta más perturbador: el deseo es insaciable.

La típica imagen del burro que persigue una zanahoria, lo representa bien.

También es una buena comparación lo de «piedra en el zapato».

Comenzar a satisfacer el deseo, produce placer, pero la saciedad sólo se logra falleciendo.

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13 comentarios:

López dijo...

Si no puede besarla y en su lugar practica equitación, se verá recompensado, o mejor dicho aliviado, de alguna manera.

Daniela dijo...

En el caso de la bulimia y de la anorexia nerviosa, es deseo de comer o la repulsión a hacerlo, son deseos difíciles de saciar, y a su vez se trata de deseos autoagresivos. La persona se hace daño, muchas veces sin tener concienca cabal de eso.
Me surge como pregunta lo siguiente: el deseo que se satisface es el de infligirse un castigo que aminore el sentimiento de culpa o se trata del deseo infructuoso de llenar un espacio vacío, y en el caso de la anorexia el deseo de gobernar sobre nuestras necesidades más elementales para sentirnos menos vulnerables?

Marta dijo...

Dicen que llega un momento en nuestras vidas, ya entrada la vejez, en el que muchos de los seres humanos sienten saciado su deseo sexual.
Por mi parte, para que esto suceda, mantengo la hipótesis de que anteriormente la persona ha retirado su interés de muchos otros apectos vitales; la sexualidad no es más que uno de ellos.
La falta de deseos seguramente apresure la muerte.

Facundo Negri dijo...

Supe de un burro que de tanto perseguir la zanahoria y nunca poder alcanzarla, terminó enloqueciendo y cada vez que se le presentaba una zanahoria se empacaba y echaba coces a diestra y siniestra. En una de esas coces diestras dio por tumbar a su amo. Cuentan que ya no se levantó nunca más.

Facundo Negri dijo...

Supe de un burro que de tanto perseguir la zanahoria y nunca poder alcanzarla, terminó enloqueciendo y cada vez que se le presentaba una zanahoria se empacaba y echaba coces a diestra y siniestra. En una de esas coces diestras dio por tumbar a su amo. Cuentan que ya no se levantó nunca más.

Jacinto dijo...

Cómo me gusta la sensación de saciedad. Qué paz da! Usted cree que la consiga falleciendo?

Sandra39 dijo...

Lo que te puedo asegurar, Jacinto, es que la paz no la vas a conseguir falleciendo. Después de muerto no vas a experimentar paz ni descanso, tu conciencia habrá dejado de funcionar.

Z. dijo...

Le tengo terror a vivir caliente, siempre en un estado de exitación sexual. Debe ser una tortura. A uno de deben de venir ganas de llevar a la cama a la primer mujer que encuentre y en caso de lograrlo tampoco sentirá que está totalmente satisfecho. En caso de que decida practicar ésta conducta con prostitutas, tampoco se saciará y agregará a ese problema el otro de quedar sin un peso. Tiene razón, vivir duele.

Roque dijo...

La señal de saciedad no siempre se encuentra. A veces no se encuentra con la comida, otras con las bebidas alcoholícas, con el sexo, los juegos de azar, las apuestas, las drogas no permitidas y la permitidad también.

la gordis dijo...

El hambre puede transformarse en constante apetito y de ahí pasar de necesidad a deseo.

Marcos dijo...

La gordis tiene razón, además no deberíamos olvidar que de comer a coger hay sólo una letra de diferencia.

Sonia dijo...

Cuando el deseo es desmedido, urgente, voraz, produce incomodidad antes de satisfacerlo, mientras se los satisface, y después también; ahí la incomodidad (que yo llamaría sufrimiento) se transforma en fuertes y angustiantes sentimientos de culpa.

Eunice dijo...

Juro -por la salud de mis piojos-, que nunca procuraré saciar mi deseo.