Comentaré algunos motivos por los cuales a veces me mienten. La lista completa (exhaustiva) no existe, así que ni la busque.
— Como tengo baja tolerancia a la frustración, saben que si me dicen algo que me molesta me enojaré. Diría que me mienten por temor a cómo yo pueda reaccionar ante la verdad.
— En muchos casos me dicen la verdad, pero como tengo baja tolerancia a la frustración, yo pienso que me mienten porque no puedo aceptar (tolerar, creer, resistir) que me dicen la verdad.
— Por una razón de gustos personales, prefiero la compañía de personas fantasiosas, creativas, despistadas, intelectualmente imprecisas, con escaso rigor lógico, y lo que me dicen, tanto puede ser verdadero como inventado. Ellos no sabrían diferenciar uno de otro aunque se lo propusieran.
— Muchas veces yo «tengo que mentir» para evitar «males mayores» (¡no tengo más remedio!) y esto me hace pensar que los demás hacen lo mismo.
— Algunas personas me mienten sin motivo.
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19 comentarios:
Pero la mayoría de los motivos que usted describe son culpa nuestra (excepto el último). ¿Cómo puede ser esto?
Muy atento de su parte haber escrito este artículo en primera persona, porque de otra forma habría caído en una agresividad al lector inevitable.
Paso muy bien con un grupo de creativos de publicidad que están todos locos.
Ya causan gracia solamente de ver cómo se visten, todos con su portable Mac, abundantes dosis de marihuana, eso sí, no le creas ninguna historia porque te mandan al frente.
Nadie es perfecto!
Se está olvidando nada menos que la mentira con fines dolosos, delictivos, estafadores.
Esto ocurre todo el tiempo con personas que nunca son juzgadas, procesadas, condenadas y sacadas de la circulación.
He mentido por todas las razones que ud enumera (incluyendo sin motivo). De todos modos defiendo el ideal de la sinceridad porque en algunos casos minimiza el daño que pueden hacer los malos entendidos. Pero hay que reconocer que a veces se arma más lío si se dice la verdad.
¡qué buena está esa caricatura! Cuando desconfiamos tenemos peor mala cara que cuando mentimos, y no hay remedio, es inevitable desconfiar.
Los supervisores estamos condenados a que nos mientan. Para evitar vivir en la persecuta intento asimilarlo como una forma de defenderse que todos tenemos.
A quien más le miento es a mí misma. Cierto que esto termina perjudicándome, aunque si no lo hiciera la realidad se me volvería insoportable.
Ser tolerante implica tener la fortaleza de resistir la verdad.
Tuve que ponerme a escribir ficción para darle un lugar legítimo a mis fabulaciones. Si no las tengo a raya terminan invadiendo los vínculos que más valoro.
De chico mi madre me aseguraba que si le decía la verdad no me iba a castigar, aunque al final terminaba castigándome siempre. Me enseñó que mentir era la única opción.
Creo que en los motivos que ud expone están contemplados todos.
La conclusión que saco a partir de la reflexión de hoy es que viviríamos en un mundo más auténtico si tuviésemos mayor tolerancia a la frustración.
Mi jefa no encontraba sosiego porque no lograba enojarme nunca con sus observaciones, hasta que se dio cuenta que mintiéndome me sacaba de las casillas. Por suerte yo también me di cuenta porque de lo contrario hoy estaría desocupada.
Hay una forma de mentira que en general no se toma en cuenta. Es cuando la otra persona te pide cosas de manera indirecta y luego se hace la desentendida. Las madres sin darnos cuenta usamos ese mecanismo todo el tiempo.
En mi trabajo algunos compañeros me ocultan la verdad porque saben que no guardaré un silencio cómplice. La honestidad sale cara.
A veces para decir la verdad hay que buscar con cuidado la forma, hay quienes mienten sólo por falta de tacto.
No soporto a las personas imprecisas. Al final sé que quien termina resultando insoportable, por mis exigencias de exactitud, termino siendo yo.
Todos nos piden que les mintamos porque quieren comprar la imágen que inexorablemente terminamos vendiéndoles.
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