miércoles, 27 de mayo de 2009

La realidad me obedece

En el artículo publicado ayer con el título Si no me gusta, entonces es malo comento que la mayoría de la gente cree que su valoración subjetiva es la de todos.

Dicho de otra manera, confunde la apreciación subjetiva con una valoración objetiva.

Algunas consecuencias de esta particularidad son:

1) Difícilmente su opinión pueda ser tenida en cuenta por otras personas porque sólo está informando sobre un gusto personal aunque cree estar emitiendo un juicio razonable;

2) La falta de consenso sobre sus opiniones, lo llevará a juntarse con las personas que tengan sus mismos gustos y su misma confusión. Por ejemplo, quien piensa que la homosexualidad es universalmente condenable, se unirá a todos los que le tienen fobia a los homosexuales; quien disfruta haciendo obras de caridad, se unirá a todos los filántropos que conozca.

3) No podrá aceptar que le guste algo malo y no podrá aceptar que rechace algo bueno, por lo tanto deberá recurrir a la intolerancia para mantenerse aislado de lo que contradiga sus preferencias.

4) Si en cierto momento disfruta de algo que consideraba malo, entonces tendrá que alterar su opinión si quiere seguir disfrutándolo. Estará obligado a engañarse. Por ejemplo, si está seguro de que el tabaco es dañino pero se enamora de una persona fumadora, probablemente modifique su opinión respecto del tabaco.

Cada vez que nuestra escala de valores está sometida a nuestros gustos, deseos y preferencias, nos exponemos a pensar que la realidad se rige por nuestras reglas en vez de someternos a las reglas de la realidad, o sea, nos volvemos irrealistas.

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12 comentarios:

Ricky dijo...

Algunas cosas son buenas para mí y otras cosas son buenas para los demás. Yo tengo que comer sin sal pero habrá otros que necesitan comer sal. La sal no es ni buena ni mala.

Mariela dijo...

Las reglas las inventan los individuos, la realidad no las necesita, simplemente ES.

Efraín dijo...

Me preocupa la alta tolerancia que tengo con todo lo malo que se me cruza.

la soprano dijo...

Mi escala de valores es muy aguda, corta como navaja. No le perdono la vida a nadie. Los que desafinan me resultan insoportables.

José Pedro Apratto dijo...

De niño no me gustaba la escuela; luego tampoco me gustó el liceo. No sé por qué ahora soy maestro (mi opinión sigue incambiada)

Ricardo Aberasturi dijo...

Ud no debería deslizar sus opiniones subrepticiamente. Cuando dice que uno se junta con quienes tienen los mismos gustos y la misma confusión pone como ej a los que tienen fobia a los homosexuales y a los filántropos. Si piensa que alguno de esos grupos está confundido dígalo de una.

Gonzalo Cuty dijo...

Sé que el cigarro es malo pero me gusta, el alcohol me hace mal pero me gusta, mi dieta hipercalórica sazonada con sal me está llevando a la tumba...pero me gusta ¿A dónde fueron a parar mis mecanismos de defensa?

Carluncho dijo...

Una vez un holandés me dijo que a nosotros los latinos nos gustan las mujeres rubias, entonces yo le mostré una foto de mi mujer y agregué "le dicen la negra" entonces él se encogió de ombros y dijo "es la exepción que confirma la regla"

Mariana Russo dijo...

Me resulta sospechoso que los militares tengan la necesidad de no admitir a los homosexuales en sus filas.

Yoel dijo...

Los ex-fumadores que se enamoran de un fumador empiezan inmediatamente a desplegar una campaña anti-tabaco digna de un puesto de alto rango en el Ministerio de Salud Pública.

el chavo dijo...

Ahora comprendo por que la madre de Quico le aconsejaba a su hijo que no se juntara con "esa chusma"

Eduardo Monegal dijo...

Desde que la producción de vinos uruguayos aumentó en cantidad y calidad, surgieron un montón de opinólogos aconsejando un vaso de vino con las comidas.