Las ganas de vivir no dependen solamente del instinto de conservación. Éste parece limitarse a que nos mantengamos vivos individualmente, a que cuidemos la vida de otras personas y a que deseemos reproducirnos para conservar nuestra especie.
En un artículo que publico hoy con el título El río de la plata comento que nuestra mente piensa en el dinero como si éste fuera un líquido (agua o sangre) y que, por este motivo, le aplica al dinero criterios que provienen de fenómenos hidráulicos o sanguíneos.
Por este desplazamiento que hace nuestro pensamiento de un tema a otro (del hidráulico y circulatorio al monetario), es que muchas personas no pueden ganar dinero porque no están dispuestas a gastarlo, a hacerlo circular. Sienten que si les ingresa dinero, éste les provocará un problema porque saben de su incapacidad para hacerlo circular.
Vuelvo al primer párrafo donde decía que «las ganas de vivir no dependen solamente del instinto de conservación». Efectivamente, así como puede haber gente que no tiene energía para ganar dinero porque sabe que le causará muchos problemas gastarlo, las ganas de vivir también dependen de que uno tenga un motivo para vivir.
¿Para qué quiero vivir si padezco un terrible aburrimiento? ¿Para qué ser longevo si no tengo nada para hacer? ¿Para qué seguir vivo si mi sacerdote me dijo —para ayudarme cuando murió mi padre—: «consuélate sabiendo que ahora él estará mejor»?
Estas situaciones de vida dependen en gran medida de nuestra suerte. Si tenemos la suerte de encontrar un «para qué» vivir, tendremos ganas de vivir; si no tenemos un «para qué» (vivir), seguramente tendremos deseos de muerte prematura, depresión, tristeza, desánimo, desgano, fastidio.
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7 comentarios:
Tengo un tío solterón que me fastidia diciéndome la cantidad de problemas que tendré cuando me case y tenga hijos con mi novia. El no entiende que la vida es eso: salir de un problema para entrar en otro.
... es que yo no sé si El Quijote estaba loco o somos los demás los que nos creemos muy cuerdos.
El Che Guevara la hizo bien. Estoy seguro de que no se aburrió en absoluto: Tuvo una vida a mil x hora y se hizo matar joven. Claro que si se hubiera enterado que iba a ser un ícono del capitalismo vendedor de remeras, quizá otra hubiera sido su estrategia.
En lo que estoy ciento por ciento de acuerdo con lo que dice acá es en la importancia fundamental que tiene la suerte. Algunos dicen que la suerte se la hace cada uno. Ya con 45 años puedo decirles que eso es relativísimo.
Reconozco que es una receta bien estúpida pero, yo recorto letras de los diarios y me pongo a los pies de la cama un cartel lo más grande posible con algún "para qué" me levantaré hoy.
Encontrar la razón de la vida no depende de la suerte, sino de mucho trabajo e imaginación.
¿Para qué vivir? Esa es la pregunta clave que responde todas las demás!! Cuando encuentre la respuesta estoy hecha!
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