Paciente — No queremos tenerlo. Ella no hace más que llorar y yo ya no sé como decírselo. Las mujeres están condenadas a esa maldita maternidad. No pueden eludirla. La única salvación es que sean estériles o que sea feas, pero no me imagino cómo sería una mujer fea, sólo sé que es posible decirlo pero no sé si es posible imaginarlo. Bueno, sí, es posible imaginarlo.
Pasan los días y nosotros metidos hasta el cuello en estas arenas movedizas que nos van tragando a medida que la criatura crece en su vientre.
La mirada de ella es pavorosa. Parece una loca. No parece ella. En mi trabajo se dieron cuenta de algo porque estoy muy distraído y cometí errores que por poco le hacen perder dinero al judío y eso equivaldría a un despido instantáneo.
A veces me miro la pija y quisiera cortármela, como si ella hubiera sido la que tuvo toda la culpa. Pero Rosita también hizo su parte. Se me apareció recién bañadita, con ese olor a jabón que enloquece a cualquier hombre. Lo único que hizo fue bajar la mirada cuando le toqué la pierna y eso para mí fue un gesto de invitación rotundo e inevitable para cualquiera que hubiera estado en mi lugar.
Era la primera vez que yo no llevaba condones en la billetera y apostamos a que Dios sería generoso con nuestra calentura. Ella siempre quiere que yo me lo ponga pero esta vez no sé por qué, me dijo que no importaba, que ella también confiaba en Dios.
(Se queda en silencio)
Analista — «También confiaba en Dios …».
Paciente — No sé porqué le cuento todo esto. Estoy fabulando otra vez. No puedo parar de decir mentiras.
(Se queda en silencio)
En realidad Rosita está bien, no está embarazada. (Se queda en silencio) La verdad es que tuvimos que internar a mi padre en un sanatorio psiquiátrico porque está muy viejito y no puede resistir la muerte de mamá. Tiene un comienzo de demencia senil y me contó todo esto de cómo casi yo no nazco y mi mamá me salvo de casualidad. Pero no sé si es verdad o mentira porque como está demente...
Analista — Dejemos por acá.
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25 comentarios:
El pacientes está confuso pero prefiero no pensar que eso pudo haber pasado también conmigo.
Tuve la mala suerte de pasar por una situación parecida con mi novia y se lo regalo a cualquiera. Son momentos donde aparecen ideas y sentimientos que uno no sabía que pudiera tener.
Confieso algo? No me esperaba la palabra "pija".
Todos en el planeta podrán ser imaginariamente culpables de que yo tenga un problema, menos mi adorada pija, que tan bien se viene portanto hasta ahora.
No soy crítico literario, pero me parece que esta breve historia clínica tiene algo de arte en como se expone, se desarrolla y termina con un poquito de sopresa.
Ese texto no tiene coherencia. Rosita no puede estar embarazada y no embarazada al mismo tiempo. Además tampoco puede pensarse que son fantasías que relata el paciente o algo que le haya confiado su padre.
Me despista el título ¿qué quizo decir?
Nada mejor que "la pastilla del día después" Hoy en día con este tema ya casi no hay espacio para el drama.
La única forma de imaginar una persona fea es visualizarla sin amor.
Una vez pasé frente al espejo y encontré un gesto en mi cara que desconocía por completo. Me quedó cierta duda de si lo que veía era real o si lo estaba imaginando.
El pene nunca tiene la culpa. Él responde según su naturaleza. La que convoca es la mujer.
Hombres como Marco deberían haber nacido en la Edad Media.
Siendo niño caí en arenas movedizas y me llevé el susto de mi vida. No tenía la menor idea de qué era eso, todavía no lo había visto en ninguna película de aventuras.
Yo a veces me la miro y quisiera transformarla en una vagina, pero la operación es muy cara y a mi novio, que es un divino, le gusta así como soy, dice que siempre soñó con una novia andrógina.
El jabón que usa mi mujer más que enloquecer irrita. Irrita las fosas nasales, la laringe y los pulmones. Ella dice que es bueno para la celulitis. Lo cierto es que su cuerpo está siempre igual y a mí ya se me quemaron los pelos de la nariz.
Este relato no es para cualquiera. Hay que leerlo con atención para captar su verdadero significado. Es evidente que Rosita deseaba tener un hijo. El paciente (el paciente es el amante de Rosita) no quería porque ... vaya uno a saber... probablemente porque Rosita era casada y su marido no se iba a comer que el hijo era suyo porque hacía más de un año que entre ellos ni la hora. Por eso ella estaba como loca, quería y no quería. Además sabía cómo había nacido su amante, sabía que él era el fruto casual de una calentura clandestina y no quería eso mismo para su hijo. Pero más allá de todo esto, en el fondo, fondo, la verdad de la milanesa es que los hombres son unos irresolutos, no saben distinguir entre la verdad y la mentira de sus propios sentimientos y mucho menos de los sentimientos de su mujer.
Ud dice que las mujeres están condenadas a la maternidad como si no existiera conjuntamente una paternidad para cada maternidad.
Soledad.
El pueblo judío no se merece tanta mala onda.
No aconsejo guardar los condones en la billetera ¡con todo lo que aumentaron los hurtos y rapiñas!
Abigaíl insiste en que yo me lo ponga, pero yo prefieron ponérselo a ella.
Dios quiere la vida, si de verdad confían en Dios no se la faciliten cogiendo sin condón.
Rosita tiene una boquita deliciosa y tiene una cintura celestial.
Tiene, una mirada pavorosa, pero su cueeeello, es tremendo arenal!
¡Cómo Dios va a ser generoso con una calentura! ¡De qué Dios está hablando! Páseme el dato que me convierto a esa religión!!
Cuando él me tocó la pierna yo bajé la mirada porque vi que tenía las uñas sucias ¡Los hombres se creen cualquier cosa!
El despido instantáneo se lleva mejor con Bracafé!
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