Empresario: — Estamos viendo que el público que la sigue es cada vez mayor. He recibido comentarios que hicieron los productores de Melina Krall y están empezando a preocuparse porque sus discos cada vez se venden menos.
Cantante: — Tengo algunos amigos que me han dicho algo de eso. La vibración que se siente en mis conciertos ya no se siente en los conciertos de Melina. Los músicos de mi banda comentan lo mismo.
Emprensario: — Es así, y además los números son elocuentes. Sus discos se venden cada vez más y los conciertos tenemos que hacerlos en locales cada vez más grandes. De seguir esta tendencia seguramente tendremos que organizarlos en escenarios más espaciosos. Quizá al aire libre.
Cantante: — Es lógico. Nos conviene que haya espacio para todos, pero no nos conviene que queden espacios vacíos. Eso da muy mala impresión. Mi marido me dice que en el último concierto de Melina se notaban algunos claros —que la filmación se cuidó muy bien de no tomar—, pero los que fueron saben que esos huecos estaban ahí y el boca-a-boca supera la velocidad del sonido.
Empresario: — Este es el momento propicio para replantear un detalle que tenemos pendiente desde que tomé la responsabilidad de gerenciar su carrera: El saludo. Un sector importante de su público se queja de que usted no agradece los aplausos. Es de estilo. Todos lo hacen. Cada vez es más necesario que usted acepte agradecerle al público.
Cantante: — No, lo lamento, los equivocados son ustedes. ¿Qué les voy a agradecer? «¿Gracias por haber disfrutado escuchándome?» No es lógico. «¿Gracias por haber hecho varias horas de cola y por haber pagado una entrada tan costosa?» Hicieron ese esfuerzo para gratificarse no para gratificarme, ¿o usted piensa que son tontos?
Empresario: — Usted debería ser más razonable por el bien de su carrera.
Cantante: — ¿Ceder a una costumbre obsoleta es ser razonable? ¿Hacer lo que hacen los demás es creativo? ¿Cumplir ritos vacíos es inteligente? ¿Por qué menosprecia al auditorio? Usted cree que gastan su dinero para hacerle un favor a una cantante o lo gastan para divertirse ellos.
Empresario: — Conozco el negocio y sé que hay pequeños esfuerzos que evitan pérdidas.
Cantante: — Usted está para el dinero y me parece bien. Yo amo al público. En cada interpretación me apasiono como si la cantara por primera vez. Los respeto a cada uno y para eso tengo que empezar respetándome. Además tengo cuatro vértebras soldadas y no puedo inclinarme.
Empresario: — Ah, discúlpeme! No lo sabía. Pero ¿por qué no empezó diciéndome eso?
Cantante: — Porque los verdaderos motivos son los que le dije primero. Como vi que le cuesta entender que alguien se guíe por sus convicciones, entonces le argumenté con una limitación física que usted sí puede entender.
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13 comentarios:
Esta historieta tiene la condición de que me dejó sin saber qué pensar. Me detuvo el cerebro.
No hay duda de que esta cantante generará muchas vibraciones desde el escenario, pero no tiene el más mínimo sentido común, pobre!
El planteo que hace de la situación es tal cual si fueran dos comercios competidores que están en la misma cuadra.
Uhh! qué confusión! Parece creíble que la muchacha le da importancia a sus principios, pero si no saluda yo estoy como el empresario: me inclino (jaja-"me inclino": yo no tengo las vértrebras soldadas")a pensar que ella en verdad tiene una discapacidad que no la asume y se inventa toda esa historia filosófica. Conozco gente así.
No es fácil asumir las propias discapacidades o debilidades. Fijense conozco algun/a que tiene el equilibrio desequilibrado/a.
Es probable que la protagonista tenga esta actitud porque está en un buen momento de su carrera. Si estuviera como su colega, es probable que fuera más humilde.
Mi sentido heroico de la vida me lleva a aplaudir a quienes se guian por sus convicciones aunque esto los perjudique personalmente.
Si ella ama al público es porque le gusta ver en él su imágen reflejada.
NADIE TIENE QUE AGRADECER NADA.
Algunas personas no saben apreciar la bendición de la vida. Cada día deberíamos dar gracias a Dios por sus dones. Nuestra pequeñez nos vuelve ciegos ante tanta maravilla.
Los aplausos manifiestan el entusiasmo y la aprobación del público y lo que se agradece es la gratificación que eso nos provoca.
A todas mis amantes las saludo el día de su cumpleaños, les agradezco sus gestos amistosos y trato de ser muy amable porque siempre tengo en miras la posibilidad de un próximo encuentro.
Canto de ojos cerrados para transmitir la profundidad de mi sentimiento y no ver los huecos en el escenario, son dos objetivos bien distintos pero se llevan bien.
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