La moda vegetariana es un experimento para aplacar el bullicio caótico que provocamos una población mundial que llegó a cifras nunca registradas anteriormente.
Alguna vez les comenté (1) que cuando recibimos células de otro ser vivo o muerto, nuestro proceso digestivo las transforma hasta nacionalizarlas en células nuestras.
Conozco una excepción a este proceso (quizá existan otras). Cuando una mujer recibe semen en su vagina, el sistema inmunógeno —que en cualquier otro caso rechazaría agresivamente esas células extrañas—, tiene instrucciones para darles la bienvenida y abrirles paso hasta encontrar algún óvulo que es la residencia privilegiada que espera a los simpáticos espermatozoides.
Creo ver que los humanos actuamos casi todo el tiempo por ensayo y error. Destinamos gran parte de nuestra energía a probar, inventar, tantear nuevas formas de extraer lo más conveniente, agradable y deseable del planeta (incluyendo en el planeta aprovechable, a la humanidad misma).
Las fantasías creadas por nuestro cerebro suelen ser tomadas como hipótesis. Cuando pensamos cómo mejorar nuestros procedimientos, aumentar el rendimiento de nuestro tiempo y de nuestros recursos, imaginamos, suponemos escenarios distintos al conocido, intercambiamos ideas y —como dije— ensayamos, probamos, nos rectificamos, insistimos, esperamos resultados, hacemos retoques.
Existe una fantasía que puede estar dinamizando varios ensayos en quienes procuran adaptarse mejor (sacar partido) a una nueva realidad caracterizada por una explosión demográfica nunca antes registrada.
Hace miles de años que los humanos creemos en que «somos lo que comemos».
Aunque la ciencia dice que cualquier alimento se transforma inevitablemente en moléculas humanas, igual conservamos la fantasía de que si comemos milanesas de león seremos feroces y así por el estilo.
Entonces, quienes estimulan el consumo de vegetales, procuran que tanta gente sea un poco más inerte, sedentaria, tranquila, pacífica... muy pacífica, como un árbol que nos da sus frutos sin molestar.
(1) Dentadura guardaespalda
¿Parezco sabroso?
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11 comentarios:
Siempre me dijeron que soy muy contemplativa; ahora me doy cuenta que puede deberse a mi dieta vegetariana y al horrible nombre que me puso mi madre.
Lo que sucede es que los chicos están muy inquietos.
Si somos lo que comemos, tendré que eliminar la manteca de mi dieta.
Debido a la explosión demográfica, muchos sacan partido entre los escombros.
En caso de que la humanidad se ponga a extraer a la humanidad misma del planeta, no descartemos la hipótesis de amenaza nuclear.
Los únicos que pueden hablar con propiedad, en eso de buscar a su media naranja, son los óvulos y los espermatozoides.
Como en el campo no hay bullicio caótico, se come carne sin culpa.
La carne de ñandú te alarga las piernas.
A muchos parece que les gusta la sopa de nabo.
El árbol no nos da sus frutos. Nosotros se los quitamos.
Las milanesas de león son tan feroces que se resisten a ser fritadas!
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