martes, 8 de febrero de 2011

Me va mal en el mejor país del mundo

Para conservar la felicidad, hace falta ser un poco egoísta y algo embustero... Los infelices opinan lo contrario.

No sé tú, pero yo observo que deseo ser feliz la mayor parte del tiempo —«siempre», debería decir si fuera más sincero—, no me gusta tener preocupaciones, quiero ser muy amado y respetado por todos, pero que no me molesten.

También te confieso que me siento semejante a las demás personas, inclusive me parece que hasta los chinos tienen anhelos similares a los míos.

Por eso, suelo imaginarme qué haría yo en caso de ser otro y saco conclusiones que comparto contigo ahora, por si a tí te ocurre algo igual.

— Si a mí me gustara ser deportista, preferiría ganar todas las veces, que me sacaran en andas después de cada encuentro ganado.

— Si a mí me gustara ser médico, me gustaría ser el mejor, que no se muriera ninguno de mis pacientes, que mi secretaría tuviera una extensa lista de espera de todos los que necesitan mi opinión.

— Si a mí me gustara ser gobernante, querría tener altísimos índices de popularidad y que en cada elección, me reeligieran.

Pero estos delirios oníricos no son tan agudos como para perder totalmente el realismo.

Para lograr estos resultados como gobernante, tendría que lograr la satisfacción de la mayoría de votantes suficiente como para que vuelvan a votarme.

Como en todos los países hispanoparlantes, el grupo mayoritario está compuesto por personas de bajos ingresos económicos y escasa educación, tendría que tratar de que ese grupo mantuviera esas características.

Con mucho cuidado, administraría la nación aumentando los impuestos al principio de cada mandato y creando condiciones maravillosas cuando se aproximen las elecciones.

Intentaría que esa mayoría que me vota fracase como estudiante y se enorgullezca de contar con un sistema educativo tan exigente.

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12 comentarios:

Anónimo dijo...

Mieres: ¿Ud. es el Presidente de Uruguay, de incógnito?

Lola dijo...

Ese tono intimista llega al corazón, Licenciado!

Zulema dijo...

Olvídelo; es imposible que alguien ame con respeto.

Luján dijo...

El problema es que nadie admite sus verdaderas intenciones... porque no las conoce...

Beba dijo...

Los presidentes no tienen nacionalidad, acá y en la China desean lo mismo; lo mismo que yo y que ud.
No sé tú?

Roberto dijo...

Por uno o dos artículos, no le molestaría dejar de decir la verdad? Ya me está dando acidez.

Morgana dijo...

La parte esa de las condiciones maravillosas pre-elección se me pasaron por alto. La próxima me avisa?

Mirta dijo...

En los países anglosajones la mayoría es rica y culta.
(estamos en democracia, así que puedo decir lo que se me cante)

Pepita dijo...

En el Club de Damas de Western Bill, siempre me reeligen porque soy la única que apunta con dos pistolas.

Anónimo dijo...

Una vez alfabetizados siguieron votándome. Fue lo que les enseñamos, obvio.

Tabaré dijo...

El dibujo me recuerda al día en que hice mi Juramento Hipocrático.

Gabriela dijo...

En mi país la izquierda se ha puesto conservadora de un discurso al que llaman vacío.