lunes, 14 de febrero de 2011

Dejad que las enfermedades vengan a mí

El vino espumante y el inconsciente, conservan sus mejor características, cuando son contenidos por un envase adecuado.

Cuando destapamos una botella de vino espumante, notamos que las buenas condiciones del envasado permitieron conservar esa especie de alegre vitalidad que hace volar el tapón; al servirlo las burbujas lucen divertidas y al beberlo, las sensaciones táctiles parecen danzarinas o juguetonas.

Hago especial hincapié en las condiciones de envasado: la botella tiene que estar confeccionada con un vidrio que filtre ciertos rayos luminosos, el tapón debe sellar herméticamente, la temperatura debió ser una determinada y no cualquiera.

Algo similar ocurre con nuestros deseos reprimidos, nuestras fantasías inconscientes, los instintos prohibidos por la cultura.

Podemos vivir en sociedad con una aceptable calidad de vida, cuando esa energía contenida (reprimida, bloqueada, encarcelada) en nuestro inconsciente, posee un envasado semi permeable.

No podríamos vivir sin soñar. Los sueños mientras dormimos, descomprimen adecuadamente las frustraciones que tuvimos que sufrir por causa de la educación (¿domesticación?) a la que tuvimos que someternos para ser admitidos en la sociedad.

Los lapsus equivalen a breves fugas de la cárcel (envase del inconsciente). Nos permitimos olvidar algo que detestamos pero que aceptamos a regañadientes para que nuestro jefe no nos rezongue o para que nuestro cónyuge suponga que es lo único que nos importa.

Y también un buen envase del inconsciente nos permite enfermarnos, aunque suene paradójico.

Se lo hayan contado o no, muchas personas que usted conoce, adoraban enfermarse cuando pequeños porque eso aumentaba las anheladas atenciones exclusivas que recibían de sus padres.

En la adultez, la correcta permeabilidad del envase del inconsciente,

gestionará una gripe, para faltar al trabajo y que la madre venga a cuidarlo/a; o

— logrará la repentina internación en las confortables instalaciones de hotelería hospitalaria que le permitan disfrutar unas reparadoras vacaciones.

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11 comentarios:

Luciano dijo...

Ay sí doc, qué bien viene de vez en cuando salir de la cancha!

Maristela dijo...

Creo que si descorcho mi botella, la espuma se llevará toda la bebida.

Jorge dijo...

A veces la hotelería hospitalaria de veras que vale la pena!

Lucas dijo...

Yo me enfermaba, exclusivamente, para faltar a la escuela.

Beatriz dijo...

Será que mi envasado es muy permeable, porque me controlo mucho.

Celeste dijo...

Cómo me gustaría recordar mis sueños al despertar. Estoy segura de que son muy excitantes.

Sarita dijo...

Cuando te cae una lluvia de ideas pecaminosas, es necesario usar un buen impermeable.

Nicolás dijo...

El inconsciente liberado es peligrosísimo y antisocial, pero habría que darle algún día franco...

Morgana dijo...

Mi vecino mató al gato de un golpe y después se echó a llorar.
Estamos todos locos.

Tulio dijo...

Más de una vez los lapsus me han hecho goles en contra.

Maruja dijo...

La cultura prohibe muchas más cosas de las que son realmente necesarias. Esa es mi opinión.