miércoles, 2 de febrero de 2011

Los dioses y el sistema inmunológico

La creencia en dioses es un delirio colectivo que nos alivia.

Todos los pueblos, desde el origen de la especie, creen en la existencia de uno o más dioses.

Esta idea forma parte del funcionamiento mental básico.

Si aceptamos suponer que todo es materia y que nuestros pensamientos son segregados por el cerebro (o algún otro órgano), entonces, junto con las otras funcionalidades propias de nuestra anatomía, también imaginamos la existencia de algo o alguien omnipotente que nos ayuda, nos salva, nos proteje (como lo hace el sistema inmunológico)

Me animo a decir que los ateos tenemos esa funcionalidad atrofiada.

Esa creencia que nos surge espontáneamente, es un intento de disminuir nuestra angustia existencial de varias formas.

Es decir, la creencia en un ser superior, alguien que construyó todo lo que vemos, que es capaz de saber, observar y lograr lo que desee, no es más que nuestro propio deseo de tener ese poder.

Los poderes deseados e imaginados, son tan grandes, poderosos y absolutos como la debilidad que nos angustia. Si nos sentimos muy débiles (enfermos, accidentados, ancianos) soñaremos con la existencia de algo suficientemente capaz de salvarnos.

Este anhelo es un pensamiento tranquilizador, es una función mental capaz de distraernos de lo que nos agobia, nos preocupa, nos aterroriza.

Como toda obra creativa, ese dios está hecho a nuestra imagen y semejanza. Inconscientemente, somos nosotros mismos pero inmortales, todopoderosos, y —sobre todo— que nos ama tanto como nos amamos (narcisismo).

Un delirio psicótico es una forma de percibir la realidad que difiere de cómo la ven otros, pero que el delirante igualmente utiliza para organizar su vida en función de ella.

La creencia en dioses tiene una estructura delirante pero no es psicótica porque es compartida por una mayoría de personas.

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12 comentarios:

Ma. Eugenia dijo...

Así que los conceptos de salud y enfermedad son determinados por la norma estadística?

Bruno dijo...

Es lo que yo digo... estamos todos locos...

Alicia dijo...

Habitualmente se castiga al diferente. Los adolescentes buscan ser diferentes a los adultos para terminar de resover su Edipo, e iguales entre sí para apoyarse en esa dura batalla.

Iris dijo...

La creencia en dioses no me molesta porque parte de un delirio bien estructuradito. Lo que a mí me saca es la aparición de contradicciones. En eso las religiones son especialistas; y nunca lo admiten!

Diego dijo...

Yo prefiero distraerme con el fútbol.

Lola dijo...

El dios mío no envejece... además es tan lindo!

Alejandra dijo...

Si me dicen que soy una diosa, trato de zafar. Después andá a saber lo que me piden.

Oriente dijo...

Todo nuestro cuerpo está implicado en la elaboración de los pensamientos, pero la oficina central está en el cerebro.

André B. dijo...

Adhiero al Movimiento Surrealista para obtener mi dosis de pensamiento mágico.

Natilla Haití dijo...

Siento que los dioses ya no nos defienden a capa y espada.

Mabel dijo...

Mi sistema inmunológico está débil. Es una suerte contar con el Dr. Rito.

Chapita dijo...

Yo sólo creo en lo que ven mis ojos.