jueves, 17 de febrero de 2011

El texto de una ley no tiene poder: sólo recuerda

Los textos legales (códigos) sólo son un soporte de lo más importante: la idea que tenemos como pueblo (sociedad, colectivo) de lo que está bien y de lo que está mal.

Un juez, profesional del poder judicial, es alguien que posee un amplio conocimiento de las leyes y de la jurisprudencia.

La jurisprudencia es el conjunto de sentencias que otros jueces dictaron y que, para casos similares, adquieren mucho valor porque los ciudadanos necesitamos tener normas de convivencia que sean claras, entendibles, que siempre se apliquen de la misma manera.

La jurisprudencia es tan importante, que cuando no existen leyes sobre algún tema, los jueces pueden utilizarla como si lo fueran.

Los jueces, para interpretar las leyes y la jurisprudencia, necesitan haber desarrollado el talento de captar «el espíritu de las leyes» también llamado «la voluntad del legislador».

Este «talento» es la habilidad de interpretar los textos (leyes y jurisprudencia) igual que sus colegas y demás actores del sistema judicial (abogados, fiscales, ciudadanos).

Quienes no han estudiado en profundidad el ordenamiento jurídico de un país, pueden leer una ley de forma muy inteligente, pero si esa interpretación no es coherente con el resto de las normas, entonces será una interpretación errónea, y si esa interpretación es coherente con el resto pero difiere del espíritu del legislador, también será una interpretación errónea.

Las normas de convivencia no son textos, son ideas, intenciones, voluntad, anhelos, nociones del bien y del mal, ética, moral, costumbres, cultura, tradiciones.

Los textos legales no son más que el registro de palabras que permiten recordar qué normas dictaron nuestros representantes en el parlamento.

Pensemos en una botella con agua: los textos (códigos, libros) son la botella, mientras que las ideas de justa convivencia, lo que realmente tiene el poder que los ciudadanos le entregamos, son el agua.

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9 comentarios:

Rosendo dijo...

De acuerdo, pero el agua, se encuentre en el estado que se encuentre, SIEMPRE va a ser: H2O.

Evaristo dijo...

En la metáfora, el agua (imprescindible para la vida y origen de la vida misma)representa a la cultura, las nociones del bien y del mal, la voluntad, los anhelos; todo eso que ud describe con muy buen tino.
De la lectura que se haga del agua, dependerá la sentencia. Y por suerte en este caso no se trata de algo tan mágico como leer la borra del café.
A pesar de que las posibilidades de interpretación están bastante acotadas, a veces el espíritu de la ley anda medio escurridiso. (O dadas las circunstancias conviene verlo de esa manera). En esos casos los jueces pueden diferir en sus sentencias, por eso es tan importante el recurso de apelación.
En resumidas cuentas, el poder está en quien aplica la ley, por un lado, y en el sujeto juzgado por el otro. Quién es el sujeto juzgado, influye a su vez, a la hora de emitir sentencia.

Marta dijo...

Lo que tiene poder sobre el psiquismo de cada uno de nosotros, es el contenido general del conjunto de leyes que regulan nuestra convivencia. Antes de que esas leyes se escribieran y agruparan en códigos, ya funcionaban en la realidad cotidiana, porque toda comunidad se maneja con códigos más o menos consensuados.

Filisbino dijo...

Los jueces son muy cuidadosos a la hora de sentar jurisprudencia. Un caso puede servir de antecedente para los que le precedan. Es una gran responsabilidad para un juez responsable.

el poeta dijo...

Las leyes envejecen y quedan olvidadas, sin que nadie recuerde darles su golpe de gracia.

Tiago dijo...

Las tradiciones tienen un poder impresionante. No sé quien dijo hace poco que prohibir el masticado de coca en Bolivia, equivalía a prohibir el mate en Uruguay.

Morgana dijo...

Evaristo la erraste. No es de la lectura del "agua" que deriva la sentencia. El agua es la cultura y la cultura no está escrita. La sentencia deriva de la lectura que se haga del texto de la ley.
Igual se valora tu esfuerzo.

Iris dijo...

Hablando de las costumbres, pensaba que en ninguna parte del planeta la gente anda completamente desnuda. La indumentaria puede constituírse de un taparrabo y adornos, pero siempre los humanos nos ponemos algo encima.

Maribel dijo...

Es importante que podamos discernir y darnos cuenta de que no es la ley la que se vuelve en contra de uno, sino que lo que a veces nos juega en contra, es todo lo que nosotros como humanidad creemos, reivindicamos, apoyamos.
Darse cuenta de esto nos permite tomar consciencia de que la ley no es eterna, puede cambiar, como cambia nuestra forma de vivir, pero suele hacerlo mucho más lento. Pero está en nuestras posibilidades promover cambios; ese es el poder que tenemos nosotros. Aunque la ley parezca monstruosamente fuerte, es una creatura humana.