martes, 24 de agosto de 2010

«¿Por qué todos me pegan?»

Usted puede pertenecer a ese grupo de personas que no posee todo lo que se merece, sino que, por el contrario, pesa sobre usted una especie de destino, de extraño designio, o misteriosa condena, que lo mantiene aferrado al lugar o situación, en los que no quiere estar.

Las causas pueden ser muy variadas y encontrar cuáles son, no es tarea fácil.

Para este tipo de situaciones, un intento de solución (como hace la medicina, que comienza a probar medicamentos y dosis, hasta que acierta ... o no), consiste en lo siguiente:

1º) Aceptar la hipótesis de que existe una o más causas que determinan la existencia de esa situación desagradable, a la que tarde o temprano volvemos como si una fuerza sobrenatural se hubiera empecinado en complicarnos la vida;

2º) Aceptar la hipótesis de que esas causas pueden ser modificadas, con el esfuerzo adecuado, con las técnicas correctas y tomándonos el tiempo que haga falta;

Una causa muy frecuente en este tipo de personas afectadas por este tipo de problemas misteriosos, insistentes e interminables, es la existencia de alguna característica personal predisponente a la desventura.

Los niños juegan a ponerle a otro un cartelito adherido a la espalda que dice «pégame» y quienes conocen el juego, pasan a su lado y todos hacen exactamente lo mismo: le golpean un hombro, le dan un puntapié, le pegan con la mano abierta, y el niño —objeto de diversión ajena—, no logra entender por qué todos hacen lo mismo y se ríen.

Le propongo que con toda la paciencia, esfuerzo y esmero posibles, encuentre la palabra o la frase que lo caracteriza.

Por ejemplo: «hago reír cuando me enojo», «repito la historia de mi padre», «gozo quejándome», «todos me miman cuando me va mal», etc.

Cuando la encuentre, todo cambiará.

Nota: la imagen pertenece al personaje de Los Simpsons, Nelson Muntz, niño-matón de la escuela de Springfielfd.

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14 comentarios:

Alicia dijo...

Me pareció muy interesante eso de buscar la palabra o frase que nos caracteriza. Sin duda será una técnica muy valiosa para conocernos a nosotros mismos.

Sandra39 dijo...

Concuerdo con Alicia pero hago la siguiente recomendación: no olvidemos que los demás nos como somos (y muchas veces no nos damos cuenta), pero también como queremos aparentar que somos, cosa de la cual a veces tampoco nos damos cuenta. Al encontrar frases y palabras que nos caractericen, tendremos luego que refleccionar hasta qué punto responden a la realidad o a alguna de las máscaras que usamos de acuerdo a la circunstancia.

Celeste dijo...

Si me miman cuando me va mal, soy una buena candidata a la pobreza patológica.

la gordis dijo...

La característica personal que me predispone a la desventura es mi metabolismo.

Evaristo dijo...

Para que podamos hacer uso del libre albedrío e intentar modificar las causas que nos hacen miserables, el primer paso es tornalas conscientes (tal como ud propone). El libre albedrío no existe cuando actuamos movidos por fuerzas que desconocemos.

Anónimo dijo...

Me mantuve unido a mi ex-esposa durante largos años porque no quería aceptar otro fracaso.

M. Eugenia dijo...

Cómo saber cuánto es lo que nos merecemos?

Gertrudis dijo...

A veces la inteligencia se vuelve contra si misma _como dice la psicóloga argentina Alicia Fernández_ por las causas más insospechadas.

Lucas dijo...

Mucha gente cree que la engualicharon.

Osvaldo dijo...

Si soy crónico, ya nunca me podré mejorar.

Mirna dijo...

Y si Osvaldo; mucho menos si aceptas esa etiqueta.

Jesualdo dijo...

No tengo mucho tiempo por delante. Me consuelo pensando que el camino es importante. En algunos casos tanto como el punto de llegada.

Teresita dijo...

Por qué no vuelve a la hipótesis unicausal. Eso facilitaba las cosas.

Inti dijo...

Hay que modificar las causas antes de que sean momificadas.