lunes, 23 de agosto de 2010

Las esposas necesitan esposas

Jacques Lacan (1901-1981) fue un psiquíatra, filósofo y psicoanalista francés, demasiado inteligente para entenderlo sin dedicarle años a leer y releer lo que escribió y sin dialogar miles de horas con quienes padecen-disfrutan de una misma pasión: entender al ser humano (empezando por mí).

No solamente propuso valiosas ideas alejadas del sentido común, sino que dijo cosas que casi nadie quiere saber.

Estaremos de acuerdo con usted en que no hay peor sordo que el que no quiere oír, y que —por analogía— no hay peor entendedor que el que no quiere entender.

Es difícil digerir el concepto según el cual, el enamoramiento es siempre patológico y que en realidad, no sabemos bien a quien amamos.

Nuestro inconsciente es un escondite de deseos inconfesables, impresentables, socialmente rechazados por peligrosos.

Esencialmente no estamos de acuerdo con la propiedad privada, así que, en el fondo (léase: en el inconsciente), somos todos ladrones, reales o potenciales.

Una autodefinición que contemplara esta cualidad humana, diría: «Soy un hombre honesto ... por ahora».

Como realmente no tenemos una noción de lo que es la muerte, podemos entender que se murió nuestro perrito que tantos años nos hizo compañía, pero en realidad él sigue estando en nuestro recuerdo, mirándonos, acomodándose para recibir nuestras caricias, o saltando cuando llegamos de trabajar.

Más aún, como entendemos pero a su vez, no entendemos la muerte, queremos matar a quien nos rayó la pintura del auto recién lavado.

Este ajusticiamiento extremo y desproporcionado, se justifica porque el vándalo dejaría de rayarnos el auto, pero en realidad seguiría viviendo para quienes lo amaban tanto como yo quería (¿o quiero?) a mi perrito.

Si somos esencialmente delincuentes pero un delgado hilo de coser nos tiene maniatados para no delinquir, ¿qué podemos saber de esa persona que comparte nuestra cama?

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11 comentarios:

Roque dijo...

Cuando tengo que releer un libro para comprenderlo, inmediatamente lo desecho. Son tantos los libros que querría leer y tan poco el tiempo que tengo por delante.

Margarita dijo...

El tema Roque, está en priorizar cantidad o calidad. Entender en profundidad un libro, puede ser mucho más enriquecedor que leer superficialmente 10.

Sarita dijo...

Jamás dialogaría miles de horas para entenderlo a ud. Sé que es una empresa perdida.

Inti dijo...

No podemos entender el amor fuera de un entorno cultural. Sabemos a quién amamos porque está implícito que ese sentimiento se dedarrolla en un tiempo y una sociedad determinadas. Esto implica que mantendremos cierto acuerdo acerca de cuáles serán los contenidos inconscientes que reprimiremos y cuáles son las conductas que consideramos adecuadas.

Laura dijo...

Cómo puede ser patológico el enamoramiento, si nos hace tanto bien?

Romualdo dijo...

Algunos tienen el escondite del inconsciente ahí nomás, a los fondos de la casa.

Catula dijo...

NO A LA PROPIEDAD PRIVADA.
POR LA LIBERACIÓN DEL INCONSCIENTE MÁS PURO!
HABRÁ PATRIA PARA TODOS!

Gabriela dijo...

El estado de enamoramiento tiene algunos elementos en común con ciertas patologías: provoca que nuestra vida gire en torno a un sólo elemento (el objeto de amor), distorciona la visión de la realidad, genera intensos sentimientos opuestos, pero es un estado pasajero que en lugar de dificultar nuestra incersión en la realidad, con el tiempo, cuando el enamoramiento se transforma en amor, facilita nuestra integración social y hace más plena nuestra vida.

Francisco dijo...

El amor es la parte social aburrida que viene después de que terminó el banquete del enamorados.

Lindolfo dijo...

Algunos son maniatados con esposas para no delinquir, otros por un delgado hilo de coser (como ud dice) y los más desgraciados de todos, como yo, somos maniatados por esposas de carne, hueso y cédula de identidad.

Maruja dijo...

De ahora en adelante, cuando mi marido me diga "parece que no me conocieras", le voy a recomendar que estudia a Lacan.