domingo, 8 de agosto de 2010

Cuidado con el «qué dirán»

Si tuviera que opinar en base a mi propia experiencia, la familia es una institución decadente desde hace siglos.

En la que me tocó nacer, era preciso conservar una disciplina muy rígida, ya que los Ruggiero-Da Gama eran personas exageradamente expuestas al «qué dirán».

Muchas veces envidié a mis amigos cuyas madres divorciadas, lavaban, cocinaban o criaban niños ajenos, para ganarse la vida.

Ellos nunca tenían un peso para comprar cigarros y mucho menos para llevar a una chica a una confitería, pero no andaban por la vida con la pesada responsabilidad de apuntalar apellidos grandotes aunque vulnerables.

Tuve la suerte de ser amigo de un cura viejo y pillo, que un par de veces estuvo a punto de abandonar el sacerdocio para hacer vida errante, aventurera y desprolija.

Era tan inteligente, que casi no hablaba de Dios.

Cuando yo tenía unos dieciocho años, me contaba de todo lo que se dice y de todo lo que se hace, haciendo hincapié en que es difícil encontrar gente en la que coincidan ambos discursos.

Cierta vez le hice una broma. Después de estar un buen rato confesándome sus pensamientos más audaces, le ordené cien padrenuestros y doscientos avemarías y me enteré cómo era cuando se enojaba.

Por eso, con veinte años, me fui sin pedirles nada a mis padres, no sin antes soportar que el novio de mi hermana, otro personaje de dos apellidos, se pusiera de parte de ellos y me diera un sermón incriminatorio por mis faltas a las buenas costumbres.

El cura pillo me decía: «Tu tienes mucha plata pero gozas de la vida como sólo saben hacerlo los pobres».

Quiso doña casualidad, que en uno de los tantos trabajos que hice para sobrevivir sin esforzarme demasiado, me tocara pagarle un mísero seguro de desempleo a mi cuñado.

Parece que los Ruggiero-Da Gama, ya no eran lo que fueron.

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10 comentarios:

Evaristo dijo...

Bien dicen que la venganza es un plato que se come frío, pero qué quiere que le diga, prefiero la sopa caliente y sin esa verdurita.

Maruja dijo...

Ya que estamos para los dichos "en todos lados se cuecen habas", no sólo en la familia.

Iris dijo...

Se imagina el peso que deben cargar los reyes y los príncipes que todavía sobreviven? Porque ahora no es como antes, que las cortes era un relajo, ahora tiene que cuidar su imágen (porque la gente la compra).

Contreras dijo...

Su tuviera que hacer coincidir concienzudamente lo que digo con lo que hago, sería un tipo muy auto-controlado, viviría lleno de contracturas, y no soportaría que después de tamaño esfuerzo, alguien me llevara la contra.

Evangelina dijo...

Es simple, Dios está. Como el cura, yo tampoco necesito hablar de Él.

Yony dijo...

Fui hijo de crianza y nunca me di cuenta que la libertad de la que gozaba era una ventaja; ni me daba cuenta de que tenía más libertad que otros muchachos. Lo que me torturaba era el abandono de mi madre.

Marta dijo...

Ser adolescente y formar parte de una familia de renombre, conduce a la tentación de aprovechar cada situación que se presente, para transformarla en un escándalo.

Filisbino dijo...

Hace siglos la familia era otra cosa, pero por algún misterioso motivo seguimos llamándola del mismo modo.

Canducha dijo...

Así que el protagonista de este relato habría preferido ser pobre. Ud se está haciendo propaganda en contra?

Ariel dijo...

Vivir en positivo con lo que te tocó es una buena opción.
Tratar de cambiar las cosas para vivir mejor, también es una buena opción.
Lo que hay que hacer es buscar buenas opciones, pero no es tan fácil como parece.