En varios artículos anteriores (1) postulé que deberíamos pensar —como hipótesis de trabajo—, que ambos sexos pertenecemos a especies distintas. Como si hombres y mujeres tuviéramos un vínculo similar al que tienen las palomas con los flamencos.
Aunque tenemos en común que nos fecundamos entre machos y hembras y que hablamos el mismo lenguaje, los parecidos físicos comienzan a denotar que no somos tan parecidos.
Ahora la pediré que se concentre en el hecho de que la naturaleza no tiene sentimientos humanos.
Observe lo siguiente:
Nuestro período de celo es permanente.
Porque el varón es físicamente más fuerte que la hembra y corre más velozmente, puede violarla.
Más aún: cuando un hombre está dispuesto a violarla, se excita aún más si ella se resiste.
Insisto: me refiero a las condiciones naturales, desvinculadas de la cultura (organización, legislación, instituciones).
Parecería ser que la naturaleza ha organizado todo para que las mujeres gesten la mayor cantidad de hijos posible, sea como sea, sin tener en cuenta lo que ella pueda querer.
El varón, por su parte, está determinado para fecundarlas indiscriminadamente.
Para que los varones violen a las mujeres, existen condiciones naturales (fortaleza, velocidad, anatomía de uno y otra, excitación ante la resistencia).
Este salvajismo existe en muy pocos lugares del planeta pero la naturaleza salvaje de hombres y mujeres, está en todos.
Cuando vamos a tomar alguna determinación sobre el asunto, legislamos para prohibirles a ellas que interrumpan los embarazos no deseados (prohibición del aborto).
Si retomamos la hipótesis de trabajo inicial (que hombres y mujeres pertenecemos a especies diferentes), y dadas las condiciones de nuestra naturaleza, en condiciones salvajes y civilizadas, cabe una pregunta que pone la piel de gallina:
Las mujeres, ¿son humanas o son los animales domésticos usados para la conservación de la especie?
(1) Nadie es mejor que mi perro
Ya sé por qué no me entiendes
Ser varón es más barato
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12 comentarios:
Usted está muy provocativo, Doc.
Me parece que la vaca y el toro también pertenecen a especies diferentes.
Odio que todos los perros del barrio hagan turno para forzar a mi perrita.
Mi período de celo es muy natural. Permanente sólo en el pelo.
Qué más puede querer una mujer que ser bendecida por el fruto de su vientre fecundo.
Si los varones fecundaran indiscriminadamente, no seríamos tantas las mujeres que andamos solas.
Cuando una mujer tiene más poder que otra, se comporta del mismo modo que se conduce el hombre respecto de la mujer.
Sí!! Mi período de celos es permanente.
A veces pienso que hombres y mujeres no hablamos el mismo lenguaje.
Los sentimientos naturales se nos revuelcan por dentro.
Los flamencos siempre nos miraron de arriba.
En qué tipo de mujer está usted pensando?
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