lunes, 26 de julio de 2010

Mi perro y yo

Los cuatro que llegaron primero al salón de clase, se pusieron a conversar:

María — ¿Qué tal, cómo están, cómo se encuentran para el examen?

José — ¡Hola, cómo van! ¡Qué calor insoportable! No pegué un ojo en toda la noche.

Susana — ¿Qué cuentan? ¿Alguien conoce un mecánico de autos para recomendarme?

Pedro — ¡Amigos! ¿Alguien vio la peli que pasaron anoche por la tele?

Notoriamente estos compañeros de estudios se ignoran, no se comunican, no forman un grupo y mucho menos un equipo.

Ya se ha dicho mucho sobre el efecto que provocó en la comunicación familiar, la incorporación de los aparatos de radio a principios del siglo 20 y del televisor a mediados del mismo siglo.

El diálogo entre los familiares, se empobreció primero y casi desapareció después.

Los programas informativos son sagrados y nadie debe perturbar su audición con tonterías personales como una pelea en el colegio, la inesperada ausencia de una menstruación o la eventual pérdida del trabajo.

Sin embargo, antes del siglo 20, ya era muy bien visto que los ciudadanos fueran lectores.

La concentración en la lectura también aísla al lector del resto de la familia y de sus inquietudes, problemas, angustias.

Hace siglos que es moda aislarse (leyendo, escuchando radio, mirando televisión, jugando con Play Station o el celular).

Observemos que en última instancia, esta actitud equivale a una mudanza. Cada uno se evade del lugar donde está y se mete en una novela, un radio-teatro, un noticiero, o en el juego Fifa 2010.

Esta huida del lugar, suele estar acompañada de una huída de la época.

Gran parte de nuestra atención está puesta en lo que pasó (nostalgia, duelos, recriminaciones) o en lo que vendrá (proyectos, esperanza, ciencia ficción).

En suma: la única que nos conecta con el aquí y ahora, es nuestra mascota.

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13 comentarios:

Blanca dijo...

El "en suma" de hoy, me dio un resultado completamente inesperado.

Leticia dijo...

Pensar que hace mucho tiempo los lectores seguramente recibían recriminaciones (te aislás, no me escuchás, te crees más importante)... y hoy, cuando se encuentra un lector, se le llama intelectual.

Paty dijo...

Yo entiendo la conversación en el salón de clases: María llegó y preguntó cómo se encontraban para el exámen; esto suscitó todo tipo de respuestas. José dio a entender que mal porque el calor no lo había dejado dormir; Susana no estaba en condiciones de concentrarse porque estaba preocupada por su auto; Pedro estaba en otra porque quería eludir el bulto. Al parecer ninguno de los compañeros de María estaba con buena disposición para el exámen. Todo esto a la hora de suponer, claro.

Rulo dijo...

Quiénes son los familiares?

Lola dijo...

A mí me gusta aislarme haciendo el amor.

Maristela dijo...

Es una desgracia. Ni con mi perro me conecto. En sus ojos veo la mirada dulce de mi primer novio, en su pelo la cabellera rubia de mi hermana egoísta, en su baba la carita de mi abuelo, en su agilidad la clase de gimnacia que tendré mañana, en su comida los mandados que haré para la cena y en su olor la limpieza general del fin de semana.

Osvaldo dijo...

El presente no me importa porque todo lo que hago es con miras de futuro. Soy un visionario.

Tatiana dijo...

Cuando dejó de venirme la menstruación yo informé, y ahorá que tengo terrible panza me hechan de casa!!

Pedro dijo...

Mi vieja viene a pedirme que me lave las medias justo cuando me estoy mudando.

Paco dijo...

Lo que tiene la concentración de los equipos de fútbol es que te dispara hacia el campeonato. Imposible entrenar.

Facundo Negri dijo...

Si no fuera por los medios de comunicación, perderíamos la lengua materna.

Martina dijo...

No puede haber una moda de siglos. Para mí que aislarse es una necesidad.

Carla Deangelis dijo...

Estoy en un pésimo día porque no puede rentar un piso porque los vecinos prohiben la tenencia de mascotas.

No sé como pueden existir personas así.