martes, 13 de julio de 2010

La sinceridad molesta

— Quien dice algo a sabiendas de que no es verdad, es un mentiroso.

— Quien está seguro de que la verdad no existe, es un escéptico.

— Quien no está preocupado sobre si lo que dice es verdad o mentira, es un cínico.

— Quien hace afirmaciones, pero sabe que puede estar equivocado, es alguien realista.

— Quien no se anima a afirmar ni negar algo, está paralizado por una obsesión.

— Quien dice algo erróneo convencido de que dice la verdad, es alguien equivocado.

— Quien dice lo que piensa sin reparar en las consecuencias, es alguien sincero.

Las personas sinceras son las que tienen la mejor prensa, las más valoradas popularmente, siempre y cuando no digan inconveniencias para quienes los evalúan.

En realidad, una persona sincera no deja de ser alguien arrogante, que se escuda en esa característica tan valorada para hacer cualquier desastre.

Estas personas se imaginan que han logrado un sitial de honor en el respeto popular, porque no solamente «saben la verdad» sino que además «son valientes».

Parecería ser que «el sincero» es un rol social, que alguien desea tomar porque esa tarea está incluida en su vocación y porque quienes lo rodean, se la asignan.

Por otro lado, y considerando las diferentes opciones que planteé al principio de este artículo, deberíamos aceptar que el sincero —como cualquier ser humano— no tiene acceso a la verdad porque es casi seguro que no estamos capacitados para conocerla.

Entonces, ¿qué es lo que pronuncia el sincero que causa tanto revuelo?

Pare responder esta pregunta, deberíamos ingresar al tema por otro lado.

Es cierto que la verdad nunca se conoce y también es verdad que existen ciertos datos, noticias, información, que algunos prefieren no compartir.

Conclusión: lo que mejor caracteriza a una persona sincera, es que molesta.

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15 comentarios:

Cacho dijo...

Para mí, quien dice lo que piensa sin reparar en las concecuencias es un kamikaze.

Elena dijo...

Sinceras son las personas que ud califica como realistas, es decir, quienes dicen la verdad admitiendo que pueden estar equivocados.

Efraín dijo...

Para calificar a quienes dicen la verdad sin reparar en las concecuencias, tenemos que tener en cuenta cuáles pueden ser esas concecuencias. Vale la pena decir la verdad, si beneficia a varias personas aunque vaya en perjuicio propio. No hay necesidad de decir la verdad, cuando la otra persona no puede escucharla o puede herirla gravemente.

Filisbino dijo...

Los "sinceros" que más abundan son los que dicen lo políticamente correcto.

Sandra39 dijo...

No creo que las personas sinceras sean siempre arrogantes, por el contrario, creo que esa convinación se da con poca frecuencia. La mayoría de nosotros hemos sido educados para decir la verdad, y no está mal, porque esto facilita la comunicación, ya de por si tan complicada.

Filisbino dijo...

Todos conocemos parcelas de verdad, pero LA VERDAD es un concepto abstracto como LA LIBERTAD, que no existen de forma absoluta.

Marta dijo...

Seguro que las personas sinceras muchas veces molestan, sobre todo cuando no encuentran la forma de decir su verdad sin que los aliente la motivación de agredir.

Ingrid dijo...

Podemos pasarnos toda una vida armando un castillo de naipes, que mantenga un equilibrio perfecto. Si alguien viene con una carta que no encaja en nuestra estructura, nos derriba el castillo, y quien puso tanto empeño en protegerse con esa construcción tan elaborada, no permitirá que se la derriben así como así.

Lautaro dijo...

Hay verdades que funcionan como instrumentos de poder. Quienes las poseen las ocultan con el fin de dominar a los que las ignoran.

CHECHU dijo...

LA VERDAD ES MI VERDAD

Carolina dijo...

Considero que ud es una persona valiente y no por eso arrogante.

Evangelina dijo...

No estamos capacitados para conocer la Verdad porque la Verdad es Dios, y Él es inasible.

Arminda dijo...

He visto con frecuencia que cuando los niños no quieren oir una verdad que los lastima, se tapan los oídos como el hombre de la foto.

Roque dijo...

En su artículo aparecen dos afirmaciones que parecen contradictorias y sin embargo ambas son verdaderas: "quien está seguro de que la verdad no existe es un escéptico" y "no estamos capacitados para conocer la verdad".
Lo que sucede es que nos cuesta aceptar que no estamos capacitados para la mayoría de las cosas.

Maristela dijo...

Algunos adolescentes se quedan paralizados cuando descubren la multiplicidad de puntos de vista que pueden ser válidos. Otros, superan esta dificultad "llevándose el mundo por delante" de una manera despótica, con el convencimiento a nivel consciente, de que tienen la razón.