sábado, 10 de julio de 2010

El universo de una sola pieza

Hasta donde he podido averiguar, la duda, la incertidumbre y la consiguiente angustia que ellas generan, son tan naturales en los seres humanos, como que todos caemos exclusivamente hacia abajo y no hacia los costados o hacia arriba.

También me parece cierto que el fenómeno vida depende en gran medida del movimiento que estamos obligados a hacer empujados por las molestias y atraídos por el placer que sentimos aliviándonos (1).

Fusionando ambas ideas, tenemos que las molestias son necesarias y que no sería bueno que, aplicando algún recurso ingenioso, dejaran de incomodarnos la duda, la incertidumbre y cualquier otro agente agresor, sin descartar los orgánicos (dolores físicos).

En varias ocasiones he comentado con ustedes que al comienzo de nuestra existencia extrauterina, estamos un buen tiempo pensando que todo está fusionado, que somos una sola cosa, nosotros, mamá, papá, la mascota, la casa, los olores (2).

Luego de esa maravillosa primera etapa, comenzamos a discriminar, y ahí nos enteramos que no existe tal fusión, sino que cada uno es un individuo separado, que mamá es mamá, papá es papá y yo soy yo.

Con el tiempo, la sociedad nos reconoce responsables de nuestros actos, nos premia o nos castiga por nuestra conducta. Nos confirma que «yo soy yo».

El conjunto de normas que organizan nuestra convivencia (moral, legislación, reglamentos), se basa en el supuesto de que existe el libre albedrío y que somos responsables de nuestros actos u omisiones.

Pero como la duda y la incertidumbre forman parte inevitable de nuestras mentes, algunos dicen que esto no es realmente así.

Estos dicen que cuando asumimos que somos sujetos, que «yo soy yo», accedemos a una ficción, a una creencia, a una ilusión y que los filósofos inventan argumentos para reforzarlas.

Lo real sería que integramos una totalidad indivisible, solidaria, comunitaria, cósmica.


(1) Ver el blog destinado a este concepto.

(2) Tú y yo, ¡un solo corazón!
«Obama y yo somos diferentes»
«Todos para uno y uno para todos»
«Átame el zapato, ma»

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13 comentarios:

Elena dijo...

Estoy completamente de acuerdo, formamos una totalidad indivisible, cósmica, sólo que nuestros sentidos no lo pueden percibir.

Lucas dijo...

Cuando se hundió el Titanic, muchos quedaron colgados en el techo, porque lo que era arriba pasó a ser abajo.

M. Eugenia dijo...

Los animales de otras especies, sentirán angustia cuando están hambrientos y no encuentran comida?

Clara dijo...

Entonces no tendríamos que pretender eliminar todas las angustias ni todas las molestias.

Orosmán dijo...

En la medida que se aprende a vivir, se pueden eliminar algunas angustias pero inevitablemente surgen otras, cuando nos acercamos a la vejez y a la muerte.

Alba dijo...

Yo somatizo todo; mi angustia siempre aparece disfrazada en el cuerpo. Es horrible.

Rosana dijo...

Lo peor de ser un ser separado es que quienes amamos pueden alejarse definitivamente.

Graciela dijo...

Los agentes agresores HUMANOS, nunca van a dejar de molestarme.

Roque dijo...

Mi gran duda es si podré terminar de pagar mi casa o si moriré antes.
Tengo herederos, pero quiero disfrutar mi casa sin tanto sacrificio para pagarla.

Evangelina dijo...

Si Dios nos promete el Paraíso es porque podemos ser enteramente felices, sin dudas ni angustias.

Anónimo dijo...

Estoy bien arriba y espero mantenerme sin caer.

Cacho dijo...

Ese que dice que espera mantenerse arriba debe ser Gardel.

la gordis dijo...

El placer primero me alivia y después me trae malestares.