La homofobia masculina se explicaría porque es real que ellos pueden ser seducidos por la actitud femenina de otro varón.
Las acciones, actitudes, ideologías
extremistas inevitablemente hacen pensar en una simulación.
El radicalismo suele encubrir un intento
desesperado por ocultar o evitar la situación contraria.
Como ven, digo «hacen pensar» y «suelen encubrir», lo cual
no constituyen afirmaciones terminantes. Solamente agregan una posibilidad, un
indicio, una señal que puede o NO terminar en una confirmación.
Por
ejemplo, la furia que se desata contra los ladrones, PROBABLEMENTE (no
seguramente) denota que los iracundos temen ferozmente caer en la tentación de
robar. La acciones exageradas, (linchamiento, amputación, muerte), podrían
sugerir que los justicieros tienen un
apego a la honestidad muy precario.
También
podemos imaginar lo mismo de quienes combaten despiadadamente a los
homosexuales.
En este
caso hay algo más para agregar, además de la mencionada actitud reactiva ante
los propios deseos inconfesados.
En varios
artículos he mencionado que es la mujer la que seduce al varón que ella
prefiere para padre de sus hijos (1).
En otros
artículos también he mencionado a las acciones performativas (2), es decir,
aquellas que erigen al objeto al mismo tiempo que se lo invoca (denomina,
invoca, llama, bautiza), por ejemplo, cuando el médico enuncia «varón» después
de observar los genitales del recién nacido, está condicionando la opción
sexual del pequeño, lo cual no siempre termina ocurriendo en los hechos.
Con estos
elementos, es posible proponer que los varones que padecen homofobia intuyen
estos conceptos y su temor radica en que si un gay los convoca con actitud
femenina, el homofóbico «sabe» (supone) que no podrá eludir ese llamado y que
se convertirá en partenaire (compañero, pareja) de un homosexual, es decir, se
convertirá en otro homosexual.
En suma: el temor del homofóbico, teóricamente, es
realista.
(Este es el Artículo Nº 1.716)
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10 comentarios:
Las fobias consisten en temores que encubren otro temor mayor.
Me parece muy acertada la interpretación que usted hace de la homofobia en este artículo.
Jesús dijo:¨tú eres Pedro y sobre esta piedra levantaré mi iglesia¨. Esta acción performativa no marca un destino. El destino de Pedro nace del vínculo que establece con Jesús.
La sociedad podría seguir funcionando de manera ordenada si se aceptaran a los homosexuales. Quizá incluso funcionaría mejor, poque todo hombre tiene su lado femenino y toda mujer su lado masculino. Creo que la homofobia se ve favorecida por la rigidez de nuestra organización social, basada en familias heterosexuales y monógamas. Si se aceptara como natural la poligamia, sería algo totalmente secundario que la madre o el padre de los hijos, tuviera vínculos con mujeres o con varones.
Es difícil eludir una convocatoria y cada uno de nosotros lo sabe bien.
Me parece que las mujeres estamos mucho más inhibidas que los varones, para convocar a alguien del mismo sexo. No sé por qué.
La partera debería limitarse a felicitar a la mujer.
Reaccionamos ante los deseos inconfesados. De pronto nos serviría confesar nuestros deseos, al menos ante nosotros mismos. Pero para eso primero tenemos que conocerlos.
Supongo que todos en algún momento nos sentimos tentados a robar. Coincido con Mieres, es por ese motivo que reaccionamos con tanta dureza hacia los ladrones.
Las mujeres somos más selectivas cuando buscamos pareja. Capaz que por eso nos resulta difícil convocar a otra mujer. Porque con ellas nos pasa lo mismo que con ellos.
Además, Alejandra, en el caso de dos mujeres se plantea el problema de quién toma la iniciativa.
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