lunes, 22 de octubre de 2012

Grandeza y pensamientos aberrantes



   
Para conservar la fantasía de que somos seres especiales, inventamos pensamientos aberrantes e inconfesables, que nos generen una culpa mortificante.

Hablar, escuchar y escucharse son prácticas que producen sutiles pero trascendentes cambios.

En este caso, la sutileza, la lentitud y el gradualismo son condiciones muy valiosas porque la velocidad de transformación de nuestro ser es lenta, tan lenta como si perteneciéramos al reino vegetal.

Nuestros usos y costumbres no incluyen hablar de algunos temas que consideramos escabrosos referidos a dinero, sexualidad, sentimientos, aspiraciones, fantasías, planes.

Hablamos hasta por los codos exclusivamente de lo que la cultura nos dice que debemos pensar, pero callamos lo que la cultura nos prohíbe pensar.

Como casi todos cumplimos este pacto (no hablar de ciertos asuntos), cada uno se convence de que nadie más piensa lo mismo que él. Esta creencia falsa lo lleva a la conclusión, también falsa, de que es alguien especial, ... o muy bueno o muy malo, o muy cuerdo o muy loco, o muy normal o muy anormal.

Algunos ejemplos de lo que se piensa pero no se habla, son:

— Quiero tener todo el dinero del mundo y que si alguien lo necesita tenga que pedírmelo a mí arrodillándose;

— Me gustaría probar qué se siente ser del otro sexo, participar en una orgía con mis padres, profesores, monjas, curas, policías, médicos;

— Haré la lista de personas a las que mataría con una ametralladora;

— Estudiaré para crear las mentiras más increíbles, de las que nadie pueda descubrir su falsedad;

— Un poder superior me elegirá para ser el juez de todas las acciones humanas, con derecho a determinar los premios y castigos, sin tener que rendirle cuentas a nadie;

Estos son algunos ejemplos de contenidos mentales inconfesables, que generan culpa para alentar la fantasía de que somos algo más que humanos.

(Este es el Artículo Nº 1.725)

10 comentarios:

Javier dijo...

Lo bueno que tienen los grupos de autoayuda es que cuando concurrís te das cuenta de que a todos les pasa más o menos lo mismo.

Olga dijo...

Dentro de las cosas que nos igualan, de todos modos hay abismos.

Tiago dijo...

Si en la adolescencia no tenés amigos, te creés el ser más extraño del planeta.

Mirna dijo...

Muy temprano en la niñez, aprendemos a ocultar nuestra transparencia.

Selva dijo...

Creo que las fantasías de poder, sean referidas a lo que sean, son las que nos resultan más horripilantes.

Gabriela dijo...

Es difícil amar a alguien, porque desde mi punto de vista eso significa estar dispuesto a conocerlo. E intentar conocer a otro, indefectiblemente nos conduce a conocernos a nosotros mismos.

Ingrid dijo...

Una persona y otra pueden ser las dos caras de una misma moneda; en eso se parecen.

Lautaro dijo...

Esta bueno tener en cuenta que ¨nada de lo humano nos es ajeno¨.

Facundo Negri dijo...

A los niños no habría que amonestarlos cuando dicen las verdades más crudas.

Anónimo dijo...

Es una suerte que no recuerde las cosas que digo cuando me embriago.