martes, 16 de octubre de 2012

Lo obvio es imaginario e irreal



 

Varones y mujeres no pertenecemos a la misma especie (1) ni los roles femeninos y masculinos están tan predeterminados anatómicamente.

Las mujeres y los varones somos integrantes de la naturaleza, formamos parte de ella, nos parecemos bastante y eventualmente podemos complementarnos, así como las nubes se complementan con el viento frío para producir la lluvia, o los desniveles en los territorios hacen que las corrientes de agua circulen en un único sentido hacia alguna desembocadura, así como la mezcla de algunos productos químicos forman un tercero totalmente distinto, como son el oxígeno y el hidrógeno, que misteriosamente se convierten en agua, elemento este tan diferente a cada uno de sus componentes cuando estaban separados.

Como decía, estos dos integrantes de la naturaleza (mujeres y varones), que hemos convenido en designar como integrantes de la especie humana, eventualmente se complementan.

Existen quienes tienen paciencia y quienes no la tienen: los primero pueden ser útiles para cocinar alimentos a fuego lento, los segundos para resolver temas urgentes. Algunos tienen habilidad manual y otros tienen mucha fuerza en los brazos: los primeros sirven para perfeccionar los detalles y los segundos para cambiar de lugar volúmenes pesados. Algunos saben hablar con gran claridad y otros saben escuchar con mucha atención: convendría que este escuchara al primero. Algunos tienen vagina y otros pene: convendría que estos fecundaran a los primeros.

Estos tres párrafos intentan hacer una descripción despojada del prejuicio según el cual los humanos somos todos iguales al punto que los varones son mujeres con pene o al revés, que las mujeres son varones sin pene.

En estas descripciones la complementariedad está expuesta como más casual, no tan predeterminada porque no siempre un varón desea copular con una mujer, porque no siempre la anatomía femenina se corresponde con un temperamento femenino, etc.

               
(Este es el Artículo Nº 1.719)

9 comentarios:

Esther dijo...

Nunca entendí bien por qué usted dice que hombres y mujeres pertenecemos a especies diferentes. Somos distintos eso está claro, pero no entiendo por qué habla de especies diferentes. Y mire que he leído casi todos sus artículos.

Efraín dijo...

Creo que Mieres fundamenta lo de las especies diferentes basado en un conjunto de características que hacen a la mujer, al varón o a los transexuales, que van más allá del sexo anatómico.

Alberto dijo...

De pronto en el resto de los animales no cabe hablar de especies diferentes porque no intervienen los factores culturales, políticos, económicos, religiosos.

Marcos dijo...

No sé tanto de etología animal como para apoyar lo que decís, Alberto.

Jacinto dijo...

Nos parece obvio que mujeres y varones son complementarios y que por lo tanto deberían formar parejas o vincularse sexualmente entre si. Pero también es bastante obvio que no siempre son tan complementarios, porque si no las relaciones entre ellos serían mucho menos conflictivas.

Raquel dijo...

Yo soy de la especie de los que tienen habilidad para resolver problemas urgentes. Pero no soy muy complementario que digamos con las personas cautelosas, prudentes, que se toman su tiempo para todo. A mí me desesperan.

Rubén dijo...

Tengo habilidad manual y fuerza en los brazos, por eso, al menos por ahora, puedo trabajar en lo mío sin necesidad de ayudantes.

Daniel dijo...

Los roles femeninos y masculinos son más un producto cultural hijo de las circunstancias históricas, que un producto directo de nuestra anatomía.

Lidia dijo...

Considerar a mujeres y hombres como especies diferentes colabora para frenar la tendencia a suponer que ellos son como nosotras solo que tienen pene, lo cual no aleja terriblemente de una comprensión, pero no nos damos cuenta porque quedamos muy felices con esa definición.