viernes, 5 de octubre de 2012

La homosexualidad no genital

      
Si bien la mayoría practicamos una actividad genital heterosexual, socialmente somos homosexuales. La mayoría preferimos vínculos homosexuales no genitales.

La mayoría de la población mundial es heterosexual con fines reproductivos.

Aunque parezca una obviedad, veremos que no lo es tanto.

Los varones heterosexuales deseamos ser convocados (1) por una mujer para copular con ella, así como ellas desean que cuando los varones sean convocados, concurran excitados para copular con ellas.

Ellas son la parte activa del fenómeno sexual reproductivo y los varones heterosexuales gustosamente vamos corriendo a cualquier llamado de ese tipo que ellas nos formulen.

El resto del tiempo, todos somos homosexuales impuros, esto es, sin radicalismos, sin fundamentalismos, es decir: homosexuales no genitales.

Como esto no suele describirse así como lo estoy diciendo, tengo que repetirlo en otros términos.

Denomínase varón heterosexual a aquel que puede ser seducido por una mujer que lo desea para padre de sus hijos, o simplemente para jugar a que eso podría ocurrir, para lo cual las relaciones sexuales incluirán alguna barrera anticonceptiva.

Para ser fecundada o para simular una fecundación, la mujer elige a muy pocos hombres, de los cuales solo concurrirán los heterosexuales que no tengan algún impedimento.

Denomínase mujer heterosexual a aquella que siente deseos de ser fecundada por un varón determinado o simplemente para jugar a que eso podría ocurrir para lo cual las relaciones sexuales incluirán alguna barrera anticonceptiva.

Denomínase mujer homosexual a aquella que no siente esos deseos hacia algún hombre.

Corresponde precisar ahora, como señalamiento algo novedoso, que fuera de estas ocasiones de relaciones heterosexuales, ambos sexos se dedican con el mayor interés a actividades homosexuales no genitales, es decir, ellas prefieren la compañía femenina y ellos la masculina.

Cuando esto no ocurre, mujeres y varones están actuando bajo la presión social propia de nuestra cultura.

   

(Este es el Artículo Nº 1.708)


9 comentarios:

Macarena dijo...

Usted nos muestra lo evidente y no deja de llamarme la atención que yo no haya podido ver lo que estaba frente a mis ojos.

Mª Eugenia dijo...

Las mujeres nos ponemos lindas para competir con las otras mujeres... ¿o será para seducirlas?

Cecilia dijo...

A las mujeres nos gusta conversar en el baño, no sé a ustedes.

Yoel dijo...

Con respecto a la pregunta de Mª Eugenia, me parece que ustedes hacen las dos cosas, pero lo más evidente es que compiten.

Tiago dijo...

La verdad es que tenemos más intereses en común y nos entendemos mejor, entre hombres. Y las mujeres entre mujeres.

Iris dijo...

Algunas mujeres preferimos la compañía masculina porque estamos hartas de la frivolidad de muchas mujeres, la falta de sinceridad y las indirectas, las conversaciones previsibles sobre los hijos... Mis amigos tienen menos vueltas que mis amigas, es más fácil vincularse con ellos.

Marcos dijo...

Hombres y mujeres tenemos organizaciones exclusivas para personas de nuestro propio sexo. Pero las que se juntan para reivindicar por cuestiones de su sexo, son en general las mujeres. La única organización reivindicativa, de defensa de derechos, exclusiva de hombres, es la de padres divorciados que tienen dificultades para ver a sus hijos. Y esas dificultades existen porque sus ex-parejas se lo impiden.

Silvia dijo...

Claro que hay más organizaciones de defensa de derechos integradas por mujeres!. Son mujeres que se ven perjudicadas por cuestiones de género. Les tiro un dato nomás: recién a partir de 1950 las mujeres comenzamos a tener derecho a voto en Chile.

Efraín dijo...

Lo que le pasa a Iris, me pasa a mí con las mujeres. Tengo más amigas que amigos. Nunca me puse a analizar por qué. Simplemente me resultan más interesantes. Se habren más a hablar de cuestiones íntimas, son más complicadas y más divertidas.
Además eso de que son las mujeres las que compiten entre ellas, es cierto, pero los varones también competimos, y mucho, entre nosotros.