Aporta una sensación de felicidad imaginar situaciones trágicas para luego agradecer con pasión que «eso» no haya ocurrido.
En otro artículo (1) mencioné que muy probablemente nuestras expresiones verbales que incluyen el dúo «gr» puedan ser utilizadas inconscientemente con el ánimo de apaciguar un temor a ser destruidos.
De ahí que tantas personas se desviven por agradecer.
Es probable que inconscientemente el agradecido le pida clemencia al destinatario de su agradecimiento, le ruegue que eso que provocó la gratitud (recibir un regalo, una ayuda, un aplauso) no sea en realidad un señuelo (carnada, trampa) cuyo objetivo final sea depredar (comer, robar, destruir) a quien luego agradece en forma de ruego:
— «¡muchas gracias!»,
— «¡no sabe lo agradecido que estoy!»,
— «¡mil gracias!»,
— «¡le estoy infinitamente agradecido!»,
— «¡no tengo palabras para expresar la gratitud que siento por lo que ha hecho por mí!».
La compulsión a estar agradeciendo todo el tiempo (a Dios, al Cielo, a la Vida, a la Suerte, a cualquiera que no obstruya nuestro camino, a quien acaba de cobrarnos dinero), puede estar originada (la compulsión) por un sentimiento radicalmente opuesto a esta aparente generosidad, bondad, amor.
Quienes poseen fantasías terroríficas, ideas vengativas atroces, proyectos inhumanos para castigar ofensas, tienden a suponer que los demás tienen un mundo interior parecido.
En esta convicción, cada vez que alguien no les golpea la cara con el puño cerrado, cada vez que no son atropellados por un camión al cruzar la calle, cada vez que alguien no los roba, (porque estas son las expectativas de un pensamiento tan lleno de violencia y malos augurios), corresponde agradecerle a quien no los golpeó, ni los llevó por delante, y a todos los que no cumplieron las terroríficas fantasías de quienes agradecen excesivamente.
Imaginar lo peor y luego agradecer que no haya ocurrido, aporta gran felicidad.
(1) El sonido «gr» para conjurar una amenaza imaginaria
(Este es el Artículo Nº 1.521)
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10 comentarios:
A mí me parece que pensar situaciones trágicas puede llegar a ser una tortura desesperante, depende hasta que punto nos ocupe la cabeza.
Imaginamos lo peor para prepararnos por si acaso...
Nadie está preparado para lo peor.
Somos depredadores de unos y presa de otros.
Será usted Alba!
No aporta felicidad, aporta alivio.
Hacemos todo lo que está a nuestro alcance para apaciguar a nuestros depredadores. Perder la dignidad, incluso.
Ahora nos vamos a poner muy agradecidos con todo el personal de la salud.
A mí me gusta la gente agradecida, que quiere que le diga. Ni se me pasan por la cabeza todas esas cosas raras.
Algunos piensan que siempre hay algo para agradecer, porque siempre puede haber una situación peor a la que estás viviendo.
Los que piensan así harían mejor en dejar de agradecer y buscar la manera de revelarse.
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