lunes, 5 de marzo de 2012

Somos sinceros con quienes no se dejan engañar

Los sistemas informáticos que administran la interacción entre muchos usuarios (Redes Sociales, motores de búsqueda), utilizan políticas secretas para no ser engañados.

La Real Academia Española (1) define la palabra «algoritmo» de la siguiente forma:

"Conjunto ordenado y finito de operaciones que permite hallar la solución de un problema."

Por mi parte les digo que por «algoritmo» se entiende un conjunto de fórmulas que representan y explican matemáticamente un fenómeno tan complejo como puede ser la conducta de los usuarios de Google o de Facebook.

Como la RAE no está muy convencida, les comento que etimológicamente el vocablo fue tomado de un matemático persa llamado al-Jwārizmī, que vivió alrededor del año 800 después de Cristo.

El uso de algoritmos en informática es lo que fundamenta mi optimismo comentado en un artículo anterior (2), en cuanto a que la informática podría generar sistemas de convivencia mejor adaptados a la condición humana real y no adaptados a las veleidades de los gobernantes, líderes políticos, religiosos, ideólogos, filósofos, psicoanalistas, que suponen que nosotros somos como deberíamos ser y no como somos realmente, para luego, cada vez que algo no funciona (delincuencia, corrupción, burocracia), echarnos las culpas como si ignoraran que los humanos mentimos, tratamos de abusar, de engañar, de aprovecharnos, de robar cuando nadie podría descubrirnos.

Los algoritmos utilizados en la informática toman los datos de un rastreo continuo de las conductas realmente actuadas.

Es importante que el algoritmo que gobierna estas plataformas informáticas (Facebook, Google, etc.) sea desconocido para que nuestra natural propensión al engaño se vea particularmente dificultada.

En otras palabras: si los usuarios no sabemos cómo somos observados y con qué criterio está siendo juzgada nuestra conducta, nos portaremos muy bien.

Esto suena kafkiano pero es real: sólo le mentimos a quienes pueden ser engañados.

(1) Diccionario de la Real Academia define la palabra «algoritmo»


(2) La prohibición del incesto es excepcional

(Este es el Artículo Nº 1.502)

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13 comentarios:

ponchito dijo...

Vos hablás en serio que debemos desconocer las metodologías que usan para seguirnos ? El titulo del post es una farsa y lo que sigue es peor. Soy un algoritmo :)

Mª Eugenia dijo...

¿Qué habrá querido decir ponchito?

Laura dijo...

Siempre nos mostramos como desearíamos ser, y ese desear ser se parece más a como deberíamos ser que a lo que somos realmente.

Gregorio dijo...

Ser optimista es algo aplaudido. Es edificante y merece una palmada en la espalda, todo aquel que hable con entusiasmo de la realidad y del futuro. A nadie le importa que mienta y que se mienta. Alcanza con que alegre el corazón por unos segundos.

Tiago dijo...

Si no podemos ser sinceros, mentiremos compulsivamente, sin valorar que nos puedan creer o no.

Alba dijo...

Nos ayudaría tener presente como somos en realidad, sin autoengañarnos. Así sería más fácil mejorar.

Irene dijo...

Y quién es tan realista, objetivo, invulnerable, sabio; quién es tan fuerte como para que el otro crea que no vale la pena engañarlo!?

Selva dijo...

Tratamos de ser sinceros con quienes deseamos que sean sinceros con nosotros.

Yoel dijo...

No publican la ley porque saben que si no les hacemos la trampa.

Mirna dijo...

No sé si eso de portarse bien por las dudas es algo que se pueda sostener durante mucho tiempo.

Luis dijo...

No somos sinceros con nosotros mismos porque ignoramos el daño que esto nos causa.

Lautaro dijo...

Los algoritmos que nos permitirían solucionar los problemas que se nos presentan a diario, serían breves y simples de formular, pero pueden llegar a ser endiabladamente complejos de ejecutar.

Hugo dijo...

Estaría bueno contratar a alguien que te haga un rastreo exhaustivo de tus conductas. De ahí uno podría extraer unas cuantas conclusiones.