Nuestra mente cree poseer un cuerpo y protesta contra las instituciones que se lo educan, reprimen, le imponen disciplina.
Las marchas militares son sedantes y estimulantes a la vez.
El ritmo mecánico que se le impone al desfile de tropas marcado por compases que acompañan el andar a pie, también organizan los sentimientos.
La uniformidad del pensamiento colectivo estimulada por una marcha militar interpretada en un desfile, hace pensar que existe un objetivo común, una idea compartida, «un sólo corazón» podría decir apoyándome en una metáfora.
Por el contrario, la dispersión, el individualismo, el que cada uno ande por donde quiere, es angustiante y hasta depresivo. La libertad absoluta hace pensar en el caos, la anarquía y, por lo tanto, en la soledad personal con la consiguiente tristeza.
Todos recibimos algunas nociones más o menos rígidas sobre disciplina, el respeto por las normas y hasta el miedo a la autoridad.
En el hogar se imparten las primeras nociones pero es en la escuela donde la educación en conducta se impone teniendo en cuenta los criterios morales de la cultura.
El cumplimiento de horarios, la quietud, el silencio, la ejecución de tareas, nos preparan para poder integrarnos a la sociedad de tal forma que en unos años podamos ser padres de familia, trabajadores, ciudadanos.
La tarea de disciplinamiento (educación en conducta) es trabajosa, especialmente cuando la ideología predominante rechaza los métodos violentos (coerción física y psicológica) (1).
Las personas queremos y no queremos la disciplina.
Como mencioné en otro artículo (2) nuestra mente no puede ser objetiva al observarse, la psiquis no cree «ser» un cuerpo sino que cree «tener» un cuerpo.
Por un lado disfrutamos del orden, la disciplina y las marchas militares pero por otro lado nos quejamos de las restricciones que la educación le impone al «cuerpo que tenemos».
(1) La violencia es barata pero no rinde
(2) El cerebro tiene un cuerpo
(Este es el Artículo Nº 1.519)
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8 comentarios:
En la ciudad donde vivo se acostumbra festejar las fechas patrias con marchas militares. Estos festejos, y especialmente las marchas, congregan mucha gente. Sin embargo la crítica y el rechazo a los militares parece formar parte de nuestra idiosincracia. En realidad es algo difícil de entender.
Las enfermedades psicosomáticas se producen a causa de la disociación mente-cuerpo. La respuesta orgánica se adelanta al lenguaje y a las conductas que habrían permitido simbolizar el conflicto.
Lo que tiene la disciplina es que por más que nos beneficie, siempre nos incomoda en algún punto.
La psiquis cree que tiene un cuerpo para mortificar, porque se malinterpreta el mensaje de Jesús. El cuerpo debe cuidarse y respetarse.
No es la psiquis la que cree tener un cuerpo para mortificar; es la persona la que cree eso.
Los métodos violentos son rápidos pero a la postre salen caros.
Por algo se habla del ¨cuerpo¨ militar.
Creemos tener un cuerpo pero el cuerpo nos tiene a nosotros.
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