Mientras releía el artículo titulado El amo y el esclavo, viven diferente, pensaba: «Alguien puede pensar que intento ser coherente».
Lo que sí ocurre es que no busco la incoherencia deliberadamente. Si tengo que ser coherente, lo acepto sin culpa ni arrepentimiento.
La obligación de no contradecirnos equivale a una cárcel de alta seguridad. Continuamente tenemos que revisar todo lo que alguna vez dijimos para evitar la inclusión de conceptos que se opongan entre sí.
El equipo de carceleros que nos vigilan, está compuesto por una infinidad de voluntarios, que hurgan con meticulosidad proporcional al prestigio del convicto. Si alguien gana el Premio Nobel, estos voluntarios se excitan hasta el paroxismo y tratan de encontrar pruebas para destruirlo, cosa que felizmente no ocurre, no por falta de contradicciones en el premiado, sino por la inevitable necedad de sus carceleros.
Y en esto sí creo: Dios nos libera.
Observen que la existencia de las religiones, capaces de convocar a personas de las más variadas inteligencias, nos aportan el derecho a defender públicamente un conjunto de ideas radicalmente alejadas de la lógica, la coherencia y la racionalidad.
Por lo tanto, aunque el psicoanálisis es ateo (porque suponemos que esta fantasía no es otra cosa que una forma de pensar en las cualidades e influencia en nosotros de un padre ideal), no puede (el psicoanálisis) enemistarse con las religiones porque recibe de ellas una autorización tácita para defender —también públicamente—:
— la falta de coherencia que nos impone el inconsciente; y que
— (por estar gobernados por el inconsciente), el libre albedrío no pasa de ser una alucinación, que por la cantidad de adherentes que la padecen (o disfrutan), parece ser tan verdadera como la existencia de Dios.
En suma: vivir en la cárcel (de la coherencia), no impide la felicidad humanamente posible.
Nota: La imagen muestra al presidente de México (Felipe Calderón), al presidente de Venezuela (Hugo Chávez) y al presidente de los Estados Unidos (Barack Obama).
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12 comentarios:
Releí el artículo "El amo y el esclavo viven diferente", pero no sé porqué vamos a pensar que ud intenta ser coherente. Siempre es coherente,
su locura nunca carece de lógica; con amor se lo digo.
En la cárcel de la coherencia nunca hay acinamiento.
Cuando me dicen "pendejo inconsciente", o "eso que decís es incoherente", me siento natural.
Yo soy de los que se calientan con frialdad.
Con las religiones uno nunca sabe si va a ser feliz o va vivir en la más profunda de las cegueras.
Dios tanto sirve para un lavado como para un fregado. (con todo respeto)
Quién es el inconsciente que le impone esa falta de coherencia? Si lo agarro lo mato.
Dios nos libera de los pecados pero nos carga con las culpas.
El psicoanálisis es ateo y el marxismo también. A los dos les falta algo.
La autorización tácita más nefasta que nos permitimos, fue la de creer tanto tiempo en la Tacita del Plata.
Si Dios nos libera, quién es el que se atreve a encerrarnos?!
Desde que empecé a creer en Dios, me sentí autorizado a creer en mi mismo.
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