viernes, 17 de diciembre de 2010

Las noticias de nuestra infancia – 3

Este artículo es continuación de una serie (1) en la que me dedico a comentar con ustedes una posible explicación de por qué ciertas noticias actuales, nos resultan tan perturbadoras.

La angustia de fragmentación es —sin exagerar— insoportable.

El cachorro humano es quizá el más vulnerable por más tiempo y el correlato psíquico de esta debilidad radica en que el yo (la parte consciente con la que actuamos en estado de vigilia) (2) demora mucho en desarrollarse.

La angustia de fragmentación la padecemos todos (por ejemplo, temor a que nuestro cuerpo sea destrozado en un accidente) pero —felizmente—, cuando nuestro yo se fortalece, la memoria olvidadiza nos alivia archivando esos recuerdos en el inconsciente.

Como ocurre con las otras angustias infantiles mencionadas en los artículos referidos (1), algunas noticias actuales reavivan aquellos sentimientos agregándole dramatismo a lo que hoy podría pasar más desapercibido.

El caso más notorio e intuible refiere a las prácticas terroristas de moda, consistentes en que un semejante a nosotros, llena su vestimenta de explosivos y se inmola causando graves daños.

Algo muy conmovedor para casi todos, fue lo que ocurrió en Estados Unidos cuando 11/09/2001, en un cinematográfico operativo, fueron fragmentadas hasta su total destrucción las Torres Gemelas ... cuyo nombre alude a hermanos nacidos en un mismo parto.

En este momento (diciembre de 2010) estamos próximos a las fiestas de fin de año y cunde un estado de ánimo particular, causado por muchos motivos.

Algo que nunca oí mencionar —o sea que quizá usted lo lea por primera vez—, es lo siguiente:

— el ano (o la cabeza, o el corazón) representa a cada persona (metonimia);

— «fin de ano», sugiere el temido y angustiante fin de nuestra existencia;

— procuramos desangustiarnos, detonando cohetes que imitan flatulencias de un ano que está vivo (formación reactiva).

(1) Las noticias de nuestra infancia – 1

Las noticias de nuestra infancia – 2


(2) Maqueta de una psiquis

La violencia amorosa

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12 comentarios:

Eloísa dijo...

A mí que las gemelas se hayan destruído, me hace acordar a mis primas y tengo cierta alegría porque eran insoportables. Más allá de esto fue una tragedia terrible.

Aroldo dijo...

Cuando cayeron las gemelas temí por mi vida y en realidad, aunque suene un poco exagerado, por el destino de la humanidad toda. Se había despertado a un gigante y las consecuencias de la afrenta eran insospechadas.

Paula dijo...

Tengo una amiga que de chica le tenía terror a los globos cuando explotaban. Tendría algo que ver con relacionarlo a las bombas y por tanto, a la angustia de fragmentación?

Filisbino dijo...

Una catástrofe como la de las Torres, implicó para el pueblo norteamericano la pérdida de la seguridad, quizás por primera vez en su historia. Esto debe de haber traído angustias, difíciles de controlar, de procesar. Además tenemos que sumar a esta pérdida de la seguridad como nación, la pérdida de seres queridos, el luto general.

Sandra39 dijo...

Los accidentes automovilísticos atraen muchísimo nuestra atención. Miramos de una manera hasta vergonzosa. Probablemente se deba a la necesidad de saber si eso que se lastimó, se hizo o no, pedazos.

Nolo dijo...

Cuando tiran los cuetes, el que más sufre de fragmentación y de todo es el Sultán. Yo le doy calmantes de los que usa la tía, y pasa bastante bien.

M. Eugenia dijo...

El bebé sentirá angustia mientras no puede verse a sí mismo como un todo?

Elbio dijo...

Tanto las bombas que anuncian la destrucción de un año, como la conmemoración de c/u de nuestros cumplaños, indican un fin, envejecimiento y la cercanía de la muerte.

Cacho dijo...

En mi barrio cuando tiramos bombas es para divertirnos y hacer ruido. Qué tiene de raro? Es fin de año. Qué otra cosa quiere hacer.

Canducha dijo...

A mí las flatulencias me dan una angustia terrible. Vas en el colectivo y te tirás uno, es espantoso. Estás en el trabajo y te pasa eso, es peor. En una reunión, horrible. Que el ano esté vivo no me desangustia; déjese de pavadas.

Jacinto dijo...

Mi ano siempre está vivito y culeando, a Dios gracias.

Maruja dijo...

Si una parte de mi cuerpo me va a representar metonímicamente. QUE NO SEA MI ANO! Qué mal gusto, por favor!