viernes, 1 de octubre de 2010

Los consumidores de dolor

He creado un blog con los artículos que refieren a la hipótesis según la cual, el dolor y su alivio, son instrumentos de la naturaleza para obligarnos a realizar acciones necesarias para que el fenómeno vida, se conserve durante el mayor tiempo posible.

Una vez aceptada esta hipótesis de trabajo, quedamos autorizados para decir que los seres vivos dotados de Sistema Nervioso Central, son consumidores de dolor.

Esta forma de expresar algo que siempre ocurrió, puede ser interesante para percibir asuntos que desde otro punto de vista, no se comprenden o simplemente no se ven.

Efectivamente, es posible decir que los seres humanos consumimos dolor así como también consumimos otros excitantes para mejorar placenteramente nuestra vida (café, té, anfetaminas).

Nuestra anatomía sufre un progresivo desgaste a medida que aumenta nuestra edad y por eso es posible suponer que para conservar el nivel de bienestar que teníamos cuando éramos jóvenes, tenemos que aumentar las dosis estimulantes.

Dicho de otro modo: Nuestro cuerpo joven reacciona satisfactoriamente con un pequeño dolor, con poco café, con pocas anfetaminas, pero el envejecimiento hace que necesitemos subir las dosis de dolor, café, anfetaminas.

Los estimulantes que tomamos por nuestra cuenta, quizá estén bajo nuestro control, pero los que impone automáticamente la naturaleza, no lo están.

Creemos que las dolencias de los ancianos son producto del desgaste natural del cuerpo, pero también podemos pensar que eso es así, no sólo por el desgaste, sino también porque, en millones de años de evolución, el cuerpo regula la cantidad de dolor necesario para que el fenómeno vida no se interrumpa.

Los adultos mayores, no solamente sienten molestias corporales muy variadas y casi constantes, sino que disminuyen las dosis de placer, aumenta el apego a la vida, y así, el fenómeno vida dura el mayor tiempo posible.

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10 comentarios:

Joe Black dijo...

No puedo sacar otra conclusión: ser viejo es un error.

Damián dijo...

Familiares y amigos estamos gustosos de que nuestros viejos vivan el mayor tiempo posible, pero a la naturaleza de qué le sirve?

Marcia dijo...

También ocurre que el dolor no te hace reaccionar; lo único que querés es quitártelo para luego seguir mutando.

M. Eugenia dijo...

Le llamamos vida al mero existir?

Lola dijo...

Para mejorar placenteramente nuestra vida, nada mejor que los exitantes naturales destinados a perpetuarla.

Yudith dijo...

Yo agrego entre los consumos placenteros que nos estimulan, el chocolate y el alcohol.

Elbio dijo...

La resistencia al dolor es una característica personal que se asocia más a factores ambientales que a la edad.

Roque dijo...

Bien que podría la naturaleza, en lugar de aumentar el dolor con los años, disminuírlo. Eso nos daría más ganas de hacer cosas, de vivir... pero claro, cuanto más intensamente se vive, más riesgos se corren; entonces como a la naturaleza no le interesa que estemos bien, sino que sigamos vivos, nos llena de dolores para que no hagamos nada.
La verdad no entiendo en qué beneficia eso a la naturaleza.

Evaristo dijo...

Algunas chicas que pasan por la calle estimulan mi placer y mi dolor al mismo tiempo.

Jorge dijo...

No entiendo cómo puede aumentar el apego a la vida, si las molestias son casi constantes y disminuyen las dosis de placer.