sábado, 23 de octubre de 2010

Primer premio: una castración psicológica

Por algún motivo, los hijos no quieren que sus padres tengan relaciones sexuales y por algún motivo, los padres suelen no demostrarse amor físico delante de sus hijos.

Una causa probable tiene que ver con el pudor: ese sentimiento que la cultura nos construye para que la niñez y la adultez, queden separadas.

El pudor sirve para reafirmar nuestra creencia en que no somos animales. Es un sentimiento que surge de esta tonta arrogancia ... que desconoce conceptos elementales de la biología.

Quien no logra aceptar que somos animales, está negando o ignorando un dato esencial para actuar humanamente.

La ignorancia de esa información, equivale a un severo retardo mental.

Sin embargo, existe el pudor y también existe la vergüenza.

Ésta se refiere a los hechos consumados. Se produce cuando somos descubiertos en una transgresión al pudor.

En suma: El pudor es un sentimiento preventivo y la vergüenza es el castigo por haber transgredido una norma con la que estamos ideológicamente de acuerdo.

El apartamiento de la naturaleza y por lo tanto, de la sexualidad, cuenta con la severa vigilancia de los hijos.

Particularmente, parecería ser que las hijas se lo prohíben a sus madres y se lo cuestionan a sus padres (varones).

Asimismo, los hijos varones, no quieren ni pensar que su mamá podría masturbarse, tener un orgasmo mediante penetración y, mucho menos, con alguien distinto a su padre.

La señora, una vez que tuvo a sus hijos y que realizó las tareas habituales de cualquier madre, siente que debería olvidarse de los besos, las caricias, la lubricación vaginal, la penetración anal, la fellatio y demás prácticas amatorias de alta gama.

Los adultos, una vez que sus hijos crecieron, deberán ejercer como abuelos, para lo cual, los amados hijos se confabulan y los castran psicológicamente.

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10 comentarios:

Alicia dijo...

No culpemos a nuestros hijos de los apragmatismos que padecemos.

Elbio dijo...

Si los hijos intervienen en la intimidad de los padres, es porque el psiquismo de estos últimos está abierto -por alguna necesidad- a este tipo de intervención.

Martín dijo...

Qué necesidad tengo de imaginarme a mi madre masturbándose?!

Marcia dijo...

Mire, yo estoy deseando que mi madre se consiga un novio, así se deja de hinchar.

Nancy dijo...

Me está asustando... a mi nunca me dio vergüenza.

Canducha dijo...

Muchas personas, sobre todo jóvenes, consideran que la sexualidad en la vejez es algo repugnante.
Los repugnantes son ellos.

Laura dijo...

Listo! Este verano me voy a una playa nudista.

Chapita dijo...

Soy un tipo inteligente. Siempre me dice la tía que soy un animal.

Anónimo dijo...

A mí me dan vergüenza otras cosas, lo que no sé es cuáles son las normas que estoy transgrediendo. Soy tímido y me da vergüenza casi todo.

Schlinder dijo...

Para actuar humanamente, no conviene sentir que somos una raza superior.