martes, 12 de octubre de 2010

La violencia doméstica según la mitología

Hay muchas historias divertidas que dan su interpretación ficcionada de por qué las cosas son como son.

Me refiero por ejemplo, a la Torre de Babel. Según cuenta, hoy tenemos tantos idiomas que dificultan la comunicación entre los pueblos, porque alguna vez un grupo de ambiciosos, quiso construir un edificio para entrar —sin permiso— al Cielo (residencia de Dios, ángeles y espíritus puros).

Me refiero por ejemplo a la historia de Pandora, quien debía trasladar una caja de un lugar a otro, con la condición de no abrirla. Su curiosidad (tan propia de los humanos, monos y gatos), la llevó a destapar lo que contenía todas las enfermedades que aún nos afectan.

Me refiero por ejemplo a la historia de por qué nos enamoramos. Fue algo parecido a la Torre de Babel, pero más complejo.

Los seres humanos éramos tan perfectos que podíamos reproducirnos a nosotros mismos. Éramos lo que hoy podríamos llamar hermafroditas.

La ambición desmedida de estos humanos completos, hizo que intentaran saber más del reino de los dioses y estos, enojados, los partieron a la mitad.

De ese castigo —feroz y ejemplarizante—, surgió la necesidad que tenemos de buscar y encontrar a esa otra persona que nos complete.

Claro que esta historia nos hace ver que el amor que sentimos por el otro, es en realidad amor a sí mismo. El amor es entonces un sentimiento narcisístico. Quien encuentra al cónyuge acertado, lo/a ama porque es él o ella mismos (su media naranja).

Claro que esta historia nos hace ver que trataremos a nuestra otra mitad, como a nosotros mismos, pero como a veces mi otra mitad no hace lo que debe, debo tratarla de tal forma que mejore esa conducta.

Como los golpes pedagógicos y por nuestro bien, no me duelen, entonces la/lo golpeo.

Nota: La imagen corresponde a la estatua griega titulada Hermafrodita, actualmente en el Museo del Louvre (París-Francia).

●●●

10 comentarios:

Daniela dijo...

Todos los ejemplos que ud menciona (la Torre de Babel, la caja de Pandora, el nacimiento del amor) hacen referencia a castigos que surgen a partir de infligir una ley.
Podemos pensar que ellos nos dan una pista para comprender los denodados esfuerzos que hemos hecho los humanos, para organizarnos y convivir en sociedad.
No puede decirse que no lo hayamos logrado -más allá de que no exista una sociedad perfecta-, por eso creo que deberíamos dimensionar con justeza nuestros logros como especie.

Fabián dijo...

En realidad a mi mismo me trato bastante mal. Mejor seguir soltero.

Emiliano dijo...

A veces yo no hago las cosas bien pero no me ando castigando. Podría ser un excelente esposo.

Canducha dijo...

Cuidado con la ambición y la curiosidad!! Traen yeta.

Iris dijo...

Será que la mayor igualdad de derechos y obligaciones para hombres y mujeres, se corresponde con su actual apariencia andrógina?

Rulo dijo...

Prefiero estar en la luna, a estar en el Olimpo.

Lucas dijo...

Mi media naranja en realidad es como una media manzana, y entre los dos hacemos una ensalada riquísima.

Eleonora dijo...

Si los dioses nos cortaron a la mitad, la única forma de completarse es buscando una pareja del mismo sexo.

Alejandro dijo...

Encontré a otra persona, pero no me completa; me llena.
Interprételo como quiera.

Yolanda dijo...

Todo aquello que me conduce a hacer cosas para sentirme bien, es un sentimiento narcisístico.