miércoles, 6 de octubre de 2010

No podemos ejecutar la justicia que legislamos

Una persona o institución tienen poder, cuando logran la obediencia de otros.

Los estados resuelve el difícil reparto del poder, instituyendo 3 instituciones independientes que lo administran por competencias.

El fracaso de los matrimonios está causado —muchas veces—, porque sus integrantes son dos en vez de tres.

Teniendo en cuenta la suposición de que existen semejanzas entre la realidad de un individuo y la realidad de un colectivo, podemos emitir opiniones sobre lo que le ocurre a uno en función de lo que le ocurre al otro.

Me explicaré mejor:

Podemos entender lo que pasa en la economía de un país, haciendo comparaciones con lo que pasa en la economía de una familia.

Más concretamente: ni en una familia ni en una nación, es posible gastar más dinero del que se posee, sin caer en un desfinanciamiento, empobrecimiento, quebranto económico.

Siempre ocurre lo mismo: comparar situaciones similares corre el riesgo de que alguien suponga que dos cosas parecidas, son idénticas.

Cuando alguien no distingue la diferencia abismal que hay entre semejante e igual, lo que empezó siendo un intento de aclaración, termina provocando una gran confusión.

Por lo tanto, hechas estas aclaraciones, quiero comentarles algo referido al matrimonio monogámico y los inconvenientes que se producen por estar compuesto por un número par de personas.

A nivel macro, observamos que ningún grupo encargado de administrar el poder, está integrado por un número par de integrantes.

La necesidad imperiosa de que algunos asuntos de familia se resuelvan y teniendo en cuenta que los humanos necesitamos ejercer nuestro poder en aquellas situaciones que nos parecen importantes para nuestros intereses, la institución «familia» se expone a una crisis porque el poder está repartido en partes iguales, que se neutralizan.

Por eso los estados cuentan con tres poderes (ejecutivo, legislativo, judicial).

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9 comentarios:

Elbio dijo...

Lo ideal es sumar poder, en lugar de neutralizarlo.

Maruja dijo...

Está claro que en la familia el poder no está repartido en partes iguales. El hombre, por lo general es el que manda.

Evaristo dijo...

Entre dos es complicado, entre tres es imposible. Y si seguimos buscando números impares, nos vamos a 5,7,9, es decir, una comunidad. No es fácil.

Maristela dijo...

Por suerte en mi casa no sucede lo que dice Maruja. Ahí mandamos las mujeres; yo, mi madre y mi hija mayor, formamos un triunvirato invecible.

Orosmán dijo...

Tiene razón el matrimonio ideal es de tres: una mujer que trabaje fuera del hogar, otra mujer que se ocupe de la casa y críe a los hijos y un hombre que ponga orden en las disputas que se generen entre ellas.

Tiago dijo...

Mi propuesta es mejor que la de Orosmán: dos mujeres que trabajen part-time fuera del hogar y que entre las dos se repartan las tareas del hogar y el cuidado de los hijos. Un hombre que gane mucho dinero y tenga una cama triple, para dormir todos juntitos.

Lola dijo...

No sé cómo hago para vivir en una sociedad tan machista. Lo mejor es un hombre casero, hogareño, que le guste cocinar y jugar con los chicos. Otro que gane la guita y llegue a casa de excelente humor; con ganas de hacerme el amor a mí, al hogareño y por supuesto, pagar las cuentas.

López dijo...

Lo mejor es tener una familia tradicional. Es decir, que cada cual tenga su amante a parte.

Dalia dijo...

La monogamia me ha permitido llegar a una profundidad en el vínculo, que me hace sentir plena.