Lo habitual es que nos enseñen a ser responsables y que, a partir de esa sugerencia que nos hace alguien con poder, reaccionemos favorablemente siendo responsables o reaccionemos negativamente siendo irresponsables.
Existe una tercera opción, que es la indiferencia. Cuando decimos que el consejo, enseñanza o recomendación «cayó en saco roto», estamos diciendo que no produjo ninguna reacción en el receptor.
Por como son adiestrados los animales, creo que la diferencia que tenemos con ellos es mínima.
Una diferencia importante es el aspecto ... pero también son muy diferentes entre sí un ratón y una jirafa.
Otra diferencia es el lenguaje, aunque los animales también se comunican eficientemente entre ellos.
Quizá la principal diferencia es que nos preocupa no ser confundidos con el resto de los animales, cosa que al resto de los animales parecería no preocuparles.
Los animales son adiestrados de la misma forma que ellos aprenden a vivir en su hábitat. Cuando algo les sale bien (consiguen alimento, refugio, juego), lo repiten automáticamente.
Los animales humanos también hacemos lo mismo. Cuando alguien con poder (nos alimenta, puede castigarnos, administra el dinero) nos enseña que debemos ser responsables, sabemos que una transgresión a esa enseñanza tiene una consecuencia.
Si la consecuencia es temible, seremos responsables; si es placentera, seremos irresponsables; si la sanción nos parece neutra, entonces la recomendación «caerá en saco roto».
Es posible afirmar que cada una de nuestras acciones está determinada por cómo estamos adiestrados, educados, predispuestos.
Así como ustedes y yo, no podemos ver objetos demasiado pequeños, tampoco puedo percibir que estoy condicionado para ponerme la corbata a rayas, para renunciar al trabajo esta misma tarde o llamar a un amigo después de mucho tiempo.
Lo que parece libre albedrío, es sólo incapacidad para detectar qué condiciona cada acción, por mínima que sea.
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9 comentarios:
Soy de su mismo pensar; cada acción está condicionada, por mínima que sea. Esto puede que equivalga a decir que cada acción tiene su historia, historia de la cual desconocemos la mayor parte, o (con mucho más frecuencia aún), su totalidad.
Desde chico fui entrenado para jugar a tenis. Eso se nota por la forma que tengo de usar el matamoscas.
Si la consecuencia es menos temible de lo que habíamos imaginado, puede que el alivio experimentado después del castigo, nos conduzca a encontrar el placer de manera masoquista.
Las recomendaciones que caen en saco roto, andan por los parques murmurando sentencias.
Soy un incomprendido. Tengo predisposición a combinar rayas y lunares porque crecí jugando a disfrazarme con los trajes de murguista de mi padre.
A mí tampoco me entienden, yo tengo un microchip atrás del ojo y otro en el cerebro, que me permiten ver adentro de la casa blanca, y también adentro de las casas de otros colores.
Lo que parece libre albedrío, no es más que lóbrego alboroto.
Cuando llamo a un amigo después de mucho tiempo, es para pedirle plata.
Cada vez debo aplicar castigos más temibles para que mis recomendaciones no caigan en saco roto.
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