Suiza es un pequeñísimo país, ubicado en el medio de Europa, de cuyas particularidades podríamos hablar durante semanas, sin aburrirnos.
Tiene menos de ocho millones de habitantes, hablan cuatro idiomas, tienen una superficie similar a una isla y pudieron mantenerse neutrales tanto en la Primera como en la Segunda Guerra Mundial.
Los vecinos estaban matándose a balazos mientras ellos, muy nerviosos y con gran preocupación, estaban armados hasta los dientes, pero sólo para evitar la participación en los conflictos.
Según parece, este hecho casi milagroso, fue logrado gracias a una intensa actividad diplomática, al gran desarrollo militar —que sólo operó en forma disuasiva—, y al factor que todos necesitamos: tuvieron suerte.
Nuestra vocación, gustos y preferencias, seguramente también tienen causas, conocidas o no.
Suiza siempre me pareció simpática y tampoco sé por qué.
Sin embargo, con el análisis pedagógico (por el que tenemos que pasar los psicoanalistas como parte esencial de nuestra formación), pude enterarme de que tengo pasión por la neutralidad, por el respeto de los gustos ajenos y por no aceptar los intentos de modificar las preferencias ajenas.
El psicoanálisis también me parece simpático, por esa neutralidad que parece suiza.
El analista, podrá ser religioso o ateo, revolucionario o conservador, de izquierda o de derecha, pero cuando asume su rol dentro del consultorio, todo eso queda de la puerta para afuera.
Claro que para lograr esos resultados, el profesional tiene que hacer un gran esfuerzo ... como el que hizo Suiza para mantenerse fuera de los conflictos bélicos que la rodeaban.
El analista debe suspender:
— sus ideales personales;
— su deseo de educar (enseñar, corregir, adoctrinar);
— la preferencia por algunos temas del paciente (atención flotante); y
— la tendencia a inducir (sugestionar) al paciente.
Para que este resuelva sus conflictos, es necesaria la neutralidad del analista.
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8 comentarios:
En realidad el analista vive suspendido.
Los relojes suizos supieron ser famosos. En eso también se parecen los psicoanalistas a los suizos: puntuales y capaces de hacer lucir su muñeca.
No sé por qué me parece que Ingrid está tratando a los psicoanalistas de pajeros...
Así que Suiza tiene un idioma cada dos millones de habitantes. Qué interesante.
Le juro que si me habla durante semanas de Suiza, yo me aburro.
Ud me dice que Suiza es un pequeñísimo país. Como una isla. Una isla como Australia o una isla del río Santa Lucía? Una isla por lo aislada o por lo apaisada? Es pequeña por lo bajo o por lo alto? Y si tiene montañas nevadas, aumenta su superficie?
La neutralidad muchas veces es injusta.
Los analistas que tienen muchos pacientes están deseando bajar la pelota al piso y cantarte las cuarenta.
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